Curiosamente todos sabemos del Espíritu Santo de Dios pero pocos hemos buscado de Él y pocos sabemos acerca de Él, es decir, todos entienden que es una de las 3 personas que es Dios, pero en realidad pocos le ven como una persona y pocos han profundizado en el conocimiento y el entendimiento de esta persona, y es curioso, pues es el Espíritu Santo de Dios el que se comunica con nuestro espíritu y el que nos permite tener una relación con Dios y expresar su poder para hacer su voluntad.
Muchas personas se quedaron con la imagen de la Paloma que apareció cuando Yeshúa (Jesús) fue bautizado, y de ahí no tienen mayor referencia de quien pudiera ser el Espíritu Santo y no tienen mayor relación con Él, siendo que es la tercer persona de Dios quien es quien habita entre nosotros.
Le voy a explicar como es que lo entiendo yo y a lo mejor esto le puede ilustrar un poco más la importancia del conocerlo y tener una relación con Él y la importancia dentro de la Armadura de Dios.
Dios es 3, Padre, Hijo y Espíritu, el Padre es el que expresa la autoridad y la majestad, mientras que el Hijo es el que expresa el amor, siendo que el Espíritu Santo es quien expresa el poder de Dios, quedando esto claro, desde el principio cuando Dios creó el universo y la tierra, era el Padre quien hablaba y el Espíritu Santo quien actuaba, de modo que siendo 3 y siendo 1 a la vez cada un cumple con su función, por eso entendemos que el Padre fue quien caminó con su Pueblo en el Antiguo Testamento, ya que fue quien le dio identidad y permanencia, el Hijo vino y nos perdonó y nos regresó a esa identidad para hacernos de regreso parte de ese Pueblo y es el Espíritu Santo quien nos da el poder y quien da fruto en nosotros para que podamos expresar el carácter de Dios y hacer su obra en esta tierra.
Y es ésta la persona de Dios que habita entre nosotros y quien nos anima a hacer las cosas de las que habla la Biblia y quien se comunica con nosotros por medio de nuestro espíritu, es para eso que lo tenemos.
De modo que quedando claro esto, si repasamos la Armadura de Dios que hemos leído en los pasados días, todos los elementos que hemos visto nos ayudan a resistir al enemigo, pero con la espada del Espíritu (la cual siempre tendrá el fundamento en la palabra de Dios) es la que nos permite hacer daño y avanzar en terrenos del enemigo a favor del Reino de Dios.
No podemos pretender ser Hijos de Dios y no podemos pretender tener una relación con Dios sin tener en cuenta primeramente (ojo dije primeramente) al Espíritu Santo, ya que es el Espíritu Santo quien nos revela a Yeshúa (Jesús) y es Yeshúa (Jesús) quien nos lleva al Padre, así funciona, así lo dice la Biblia, pues la intención del Espíritu es presentarnos delante del Padre y del Hijo de manera funcional, no como ovejas, no como amigos, sino como coherederos del Reino.
Es por eso que nos es tan importante el conocer la Palabra de Dios, pues es en donde aprenderemos a diferenciar entre nuestros pensamientos y la voz de Dios, es en donde dejaremos de simplemente anhelar y querer para pasar a la dimensión de hacer y avanzar, en donde dejaremos de pedir y empezaremos a declarar lo que Dios quiere, lo que Él espera y caminaremos de su mano y a su ritmo, así de sencillo.
Por tanto, medite en esto, una vez que se ha puesto la Armadura de Dios por completo, se ha convertido en un elemento Inmune a los embates del enemigo, es ahora que tendrá el temple para dejar de ser víctima y empezar a ser victorioso en todo lo que emprenda, es ahora cuando todo lo que haga tiene que funcionar y prosperar pues eso es lo que promete la Palabra de Dios (por ejemplo en Salmos 1:1-3), y necesitará del Espíritu para no hacer por su cuenta y hacer por cuenta y de la mano de Dios, de manera que las famosas añadiduras de Dios le alcancen como Dios lo promete y deje de andar persiguiéndolas.