Muchas personas creen que por el hecho de acercarse a Dios tienen que “cambiar”, es decir, como si de pronto tuvieran que dejar de ser quienes son y convertirse en alguien más, solo porque ahora decidieron ser ‘buenas personas”, pero en realidad las cosas no funcionan así, ni Dios quiere cambiarnos, ni tenemos que ser alguien distinto a quienes actualmente somos.

La Biblia nos revela que fue Dios quien nos creó en el vientre de nuestras madres y podemos entender que aún nuestro carácter tiene que ver con la creación de Dios, lo que nos pasa a lo largo de nuestro caminar es que nos llenamos de malos hábitos y dejamos de lado la opinión de nuestro creador acerca de las cosas que hacemos, decimos e incluso pensamos.

La Biblia nos dice que Dios nos hizo a su imagen y con la capacidad de expresar su naturaleza (semejanza), de modo que las cosas de Dios en realidad nos son naturales y no ajenas como solemos pensar, solo nos hace falta el alinear nuestros pensamientos con la palabra de Dios y entenderlo de esta manera y veremos cómo es que las cosas toman el rumbo adecuado.

También entendemos que Dios lo que anhela es que dependamos de Él, pero no para que nos dé cosas lindas y buenas, ni para que nos saque de problemas constantemente, sino para que ponga una visión en nuestra mente y nuestro corazón y podamos ver día a día cómo es que Él cumple cada cosa que nos mostró, de modo que dependamos de su voz más que de nuestro propio entendimiento y nuestras propias fuerzas.

Y la pregunta que la mayoría de las personas se hacen es “cómo y por donde empiezo?”, pues pareciera que hay “mucho que hacer”, pues de repente nos abruma el darnos cuenta de qué tan lejos hemos decidido vivir de los asuntos de Dios y de su presencia, pero en realidad no hay “mucho que hacer”, es sólo el sensibilizarnos a su voz y el estar pendientes de lo que Él tiene que decirnos.

No tenemos que dejar de pecar y “ser buenos” de la noche a la mañana, para luego recibir cosas buenas, como le dije previamente, no tenemos que “cambiar” sino debemos de dejarnos ser transformados por Él, de modo que nos moldee de regreso a su imagen y a su semejanza.

Es por eso que me emociona la cita de hoy, note como Dios tiene todo previamente planeado, si decidimos hacer las cosas a su modo y no al nuestro, incluso el dejar de pecar está en sus manos, y es ahí donde podemos entender que verdaderamente nuestro adversario fue vencido en la cruz.

El Salmo 146 habla de adoración y alabanza a Dios y nos dice que aquellos que deciden alabar a Dios se encuentran en una condición especial, pues aún sus planes de pecar se verán frustrados a causa de su favor y su amor hacia nosotros.

No le emociona?, qué feliz soy y qué descanso tengo en saber que aún los planes de los perversos (esos somos los que pecamos con premeditación) son frustrados, porque Dios ha puesto en nosotros un espíritu de alabanza y desea que seamos transformados al grado que todo nuestro ser le alabe.

Es por eso que las personas actúan de manera diferente, no porque hayan cambiado, sino porque están siendo transformadas de regreso a la imagen y semejanza de Dios y éste fiel a su promesa, frustra constantemente sus planes de pecar.

No cree es que esto merece un buen momento en la intimidad con Dios dándole gracias por esta tremenda y gran verdad?

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