A veces puede ser preocupante como algunas personas se distraen de su fe pensando en cosas que a lo mejor pueden ser y arman teorías dentro de su cabeza que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios y es justo entonces que por así decirlo lo culpan de las cosas que no suceden y dicen “por algo” Dios hace las cosas.
Esto me lleva a pensar en la manera que Dios hace las cosas y por ello lo puso en la Biblia, para que entendamos qué y cómo hace las cosas para que podamos vivir de acuerdo a ello, y podemos empezar por una de las historias más comunes que todos conocen, la historia de Abraham, piense esto, Dios vino y empezó a tener una relación con Él, y llevó a Abraham a un nivel de intimidad y de conocimiento de Dios antes de empezar a darle cosas, pero es importante hacer notar que sus promesas siempre estuvieron ahí, y que pasaron más de 14 años desde el día que le prometió no un hijo sino hacer una nación de él hasta que nació Isaac, pero entre tanto Dios no dejó de obrar en Abraham, le enseñó cual es el carácter de Dios y le habló de su justicia y como comportarse, piense en esto, fue justo un año antes del nacimiento de Isaac que Dios vino a la presencia de Abraham y le reveló que habría de habría de acabar con las ciudades de Sodoma y Gomorra, para esto Abraham entendiendo el carácter de Dios, empezó a inquirirle acerca de las personas justas que podrían habitar en estas ciudades, y Dios confirmó cada vez que Abraham le preguntaba acerca de como son las cosas en el Reino de los Cielos y las cosas que Dios si hace y las que no, pero todo esto no era basado en lo que Abraham pensaba acerca de Dios, sino en lo que Abraham había escuchado de Dios acerca de sí mismo.
Es por eso que es tan importante que tengamos muy claro de qué es lo que trata el pasaje de hoy, si lo nota nos dice que Dios usa su palabra, es decir, Dios antes que usarnos a nosotros, antes que usar las circunstancias, usará su palabra y la manifestará en nosotros y la manifestará en las circunstancias que nos rodean y que nos suceden, ya que de esa manera seremos capaces de distinguir entre nuestros propios pensamientos, nuestros sentimientos y las casualidades de las cosas que pasan a nuestro alrededor, su palabra nos dejará entender donde y cuando Dios interviene directamente en nuestra vida y además nos dejará ver cual el propósito de su intervención, de manera que no nos quedemos con un simple “por algo” y podamos perseverar en propósitos específicos, con resultados específicos y puntuales.
De manera que si queremos lograr algo en nuestra vida de fe y no nos apoyamos en la palabra es como si quisiéramos construir una casa con solo nuestras manos, sin herramientas, sin planos, sin una dirección, sólo con nuestra imaginación y las cosas que tengamos a la mano, pero su palabra es todo lo demás que pudiéramos necesitar, desde los planos, los materiales adecuados, las herramientas, los recursos para obtenerlos e incluso la mano de obra especializada, sólo tenemos que saber en qué creer y será Dios quien haga cosas tremendas por medio de nosotros.
Eso es esencial entender esto, Dios no es que haga cosas Él por nosotros, es que Él hace cosas por medio de nosotros, somos nosotros quienes provocamos que su Reino de los Cielos se desate en la tierra y es la palabra de Dios la herramienta que Dios usa para que sea alineado a Él y no a este mundo lo que sucede.
Ve ahora la gran necesidad que hay en nosotros de conocer y creer en la palabra, sin ella, el 99% de nuestras oraciones serán inciertas, pues no sabremos qué y cómo Dios obrará por medio de nosotros y pasaremos nuestra vida sospechando su esporádica intervención en nuestro diario vivir.
Le invito a que se atreva a que Dios le use por medio de la palabra y descubra el deleite que hay en la combinación de ser usado por medio de la palabra y su guía en vez de solo estar esperando cosas que no sabe si sucederán.