Generalmente solemos relacionar al Diablo con todas las cosas malas, tanto las que hacemos como las que nos suceden, y ciertamente la Biblia lo reconoce como aquél que se quiso hacer como Dios y fue desechado, pero sabe, existe una gran brecha entre lo que Satanás es y hace y lo que lo que nos sucede a usted y a mi diariamente.

Es cierto que la intención de Satanás es el extender su propio reino y acabar con el Reino de Dios, y es cierto que él nos quiere como copartícipes de su dominio, pero sabe, en realidad no es tanto lo que Satanás interviene en nuestra vida porque la mitad del tiempo somos nosotros mismos los que vivimos distraídos de Dios y no necesitamos ser ni tentados ni atacados por Satanás para dejar de hacer lo que deberíamos de hacer.

Y obvio, no pretendo hacer de esto una discusión doctrinal y confundir a nadie, por el contrario, afortunadamente la Biblia no habla del Diablo, sino habla de Dios y en eso es en lo que nos deberíamos de enfocar, pero no deja de hacerme ruido la cita de hoy y le quiero explicar porqué.

Es muy común que salga de la boca de muchas personas “ el Diablo me anda tentando” ó “el Diablo me trae correteado” ó qué se yo que tantas frases incluso me llama la atención que cuando se bautiza a los niños muchos dicen “le quitaron los cuernitos”, acaso esto significa que los niños nacen siento propiedad del Diablo?, obviamente no, y en muchas ocasiones se dicen con inocencia cosas que en realidad tienen una gran trascendencia, pues las personas aprenden a vivir pensando que son víctimas de alguien quien en realidad no les pone gran atención.

De hecho la Biblia nos advierte que es preferible que seamos realmente malos ó bien buenos como Dios nos invita pues quienes están en medio, aquellos que la Biblia llama tibios, esos son vomitados por Dios (Apocalipsis 3:16).

La cita de hoy me hace mucho ruido en mi corazón, pues note como Yeshúa (Jesús) hace énfasis a Pedro quien le acaba de jurar fidelidad, que Satanás los ha pedido (a Pedro y los Apóstoles) para zarandearlos como a trigo, es decir a aquellos que estaban por extender la iglesia que Yeshúa (Jesús) acababa de establecer, los quería zarandear, en otras palabras los quería distraer del propósito que les acababan de dar.

Ahora bien, tenemos que pensar lo siguiente, en realidad estamos viviendo una vida tan alineada ala voluntad de Dios como para que Satanás nos pida para zarandearnos?, o simplemente estamos viviendo una vida tibia y distraída en la cual estamos sujetos a las consecuencias de nuestras propias acciones?

Si lo observamos detenidamente en la Biblia, las menciones donde Satanás interviene para azotar a alguien es porque tiene una estatura especial y tiene plan por parte de Dios, pero fuera de eso no interviene, casi podríamos considerar un privilegio el que nos pidan a causa del enorme beneficio que nuestra vida aporta a la extensión del Reino de Dios, no lo cree?

Como le decía previamente, mi intención no es hacer una discusión doctrinal ni confundir a nadie, pero si hacer consciencia que casi todas las cosas que nos suceden hoy en día, sobre todo aquellas desagradables, no tienen que ver con la intervención ni la tentación de Satanás en nuestra vida, sino con el cumplimiento de las advertencias de Dios acerca de nuestra falta de prioridad por su Reino, un ejemplo claro puede encontrarlo en el capítulo 28 del libro de Deuteronomio, que nos advierte de las promesas de la obediencia y las maldiciones de la desobediencia, en las cuales Satanás no interviene, sino es el cumplimiento de lo que nos advirtieron si no ponemos adecuada atención a nuestra manera de vivir.

Le invito como siempre a que tome un tiempo, lea su Biblia y viva una vida llena de los beneficios que Dios le promete de modo que la abundancia sea parte de su lenguaje continuo.

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