La culpa es uno de los males más recurrentes en nuestra vida, pues de alguna manera todo el tiempo estamos cuestionándonos si hacemos bien ó si hacemos mal, y luego terminamos ignorándolo porque en realidad hacemos aquellas cosas que nos gustan ó bien nos provocan placer a pesar de que sabemos de antemano que no pueden ser del todo correctas, muchas personas llaman a esto conciencia.

En realidad Dios nos dio conocimiento desde el vientre acerca de las cosas que son buenas y las que no y nos dejó su palabra como parámetro y que pudiésemos validar nuestros pensamientos y nuestras acciones para caminar siempre con la garantía de que habrá bendición y abundancia en nuestra vida.

Es decir, cuando sufrimos por alguna razón ó bien tenemos carencia de algo, es porque no estamos viviendo de acuerdo a nuestra naturaleza espiritual y no estamos viviendo en el orden que Dios diseñó para nosotros, pero no hay tal cosa como que Dios nos castigue ó bien que se enoje con nosotros a causa de nuestra manera de vivir.

Más bien, vivimos carentemente y nos atrevemos a sufrir porque dejamos de cumplir con las condiciones de la bendición y las promesas de Dios, todas ellas tienen una condición que las detona y las desata en nosotros, es por eso que necesitamos de la palabra de Dios quien Él inspiró para que pudiéramos vivir plenamente.

Fue justamente eso que hizo Yeshúa (Jesús), vivió de acuerdo a la palabra, la tomó como mapa para su vida y es por eso que podía constantemente ir a las Sinagogas y decir “esta palabra se ha cumplido hoy”, pues tenía un plan de hacia donde iba y lo vivía plenamente y luego nos invitó a vivir de manera que le imitáramos, al grado de decirnos que el hacer milagros, levantar muertos, el hacer señales era parte de nuestra manera de vivir y nuestra rutina diaria (Juan 14:12).

Es por eso que en la cita de hoy nos recuerda que Dios inspiró su palabra, para que fuera nuestra guía al caminar por la vida y que cada vez que algo no salga de acuerdo al plan (el cual también armamos basados en la misma palabra), podamos recurrir a ella y saber que está mal en nosotros y corregir de inmediato, sin proceso, sin sacrificio, sin dolores, simplemente hacer una corrección en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro caminar y recibir los beneficios de las promesas de manera inmediata.

Cuando la cita de hoy nos hace referencia a mostrarnos lo que está mal en nuestra vida, no lo hace con la intención de hacernos sentir mal, por el contrario, para hacernos ver la manera en la que sin querer nos estábamos saboteando y perdiendo de los beneficios de ser hijos y recordarnos que no importa cuanto nos equivoquemos, solo debemos de retomar el rumbo, para que podamos ser objeto de todos los beneficios del Reino.

Esta mañana le invito, a que tome esto como cierto y como parte de su ejercicio de la fe, crea en la palabra, crea en su veracidad y viva de acuerdo a ella y verá como Dios se inspiró en usted para escribirla y beneficiarlo con ella.

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