Hace algunas semanas lo decía, la fe es un asunto de actitud, pues podemos tomarla como algo que nos agobia ó nos limita, ó bien podemos tomarla como la mejor noticia que nos hayan dado jamás.

Las personas rechazan la Biblia pues lo primero con lo que la relacionan es con mandamientos, con reglas y con limitaciones, y si lo vemos cabalmente pudiera ser así pero si lo vemos desde la perspectiva de Dios, entenderíamos que primeramente es una carta de amor de un Dios quien tiene cuidado de su pueblo, segundo que no hay quien pueda cumplir con la ley y el conocimiento de la misma nos hace necesitar y amar a Cristo y tercero, que es la llave para la libertar espiritual, la cual difícilmente podremos entender desde nuestro raciocinio natural.

En realidad los mandamientos no son otra cosa que la condición de una gran bendición, por medio de los mandamientos podemos ver el futuro y asegurar que las cosas que esperamos y que queremos sucedan en otras palabras los mandamientos son la llave de la bendición que todos anhelamos, el que ama la bendición debería de ser capaz de amar los mandamientos del que habla la bendición sobre nosotros, no lo cree?

En ocasiones pudiéramos entender a los mandamientos como el lavarse las manos antes de comer, no importa cuan hambrientos estemos, ni cuantos triunfos traigamos del campo de juego, a menos que nos lavemos las manos, no habrá comida, y si comparamos el hecho de lavarnos las manos con el plato de comida que nos habremos de llevar a la boca, veremos que el esfuerzo es mínimo y el hecho de lavarnos las manos asegura que lo que comamos no se contamine y nos haga provecho.

Entender los mandamientos como parte de la naturaleza de Dios, nos ayuda a entender cómo es que piensa Dios, y cómo es que hace las cosas, de modo que dejaremos de orar por cosas que no sabemos si recibiremos y dejaremos de andar a ciegas en nuestra fe, empezaremos a tener rumbo en nuestro caminar y certeza en cada oración que levantemos, pues sabremos perfectamente que es lo que tenemos que hacer para desatar el poder de Dios en nuestras vidas en cada uno de los aspectos de nuestra vida.

Por último, el ir a la iglesia o el creer en Dios no nos hace ajenos al pecado, pero el entender los mandamientos como una medida de seguridad de parte de Dios para asegurar nuestro bienestar, nos ayuda a ponernos en una misma sintonía con Él, de modo que aprendemos a adoptar su punto de vista y a amar lo que Él ama y a despreciar lo que Él desprecia.

Si lo analizamos detenidamente, el buscar a Dios por medio de su palabra no se ve tan difícil ni tan extremo, solo es parte de dejar de hacer las cosas a nuestro modo y por nuestra cuenta y verá que haciendo equipo con Él todo es mejor y más sencillo.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *