Como siempre lo he dicho, por lo general sólo hace falta poner un poco de atención y encontraremos secretos increíbles en la palabra de Dios y entenderemos muchas de las cosas que hemos escuchado y hemos leído pero que no nos quedan muy claras ó bien simplemente no tenemos idea de cómo tomar de parte de Dios.

La cita de hoy nos habla acerca de que no existe ley que vaya contra una vida llena de frutos del Espíritu, es decir quien vive una vida llena de amor, paz, gozo, benignidad, bondad, paciencia, humildad y dominio propio, es una persona que vive sin temor a estar pecando y sin temor a equivocarse, es interesante, pues podemos ver las cosas desde 2 ópticas, podemos ver las cosas desde el lado de la ley y observar el cuidar cada mandamiento y el asegurarnos en no romper con ningún señalamiento que está escrito en la palabra ó bien podemos ver las cosas desde el punto de vista de los frutos del Espíritu y producirlos hasta llevar una vida de Reino y estar más allá de la ley.

Es decir, podemos ver las cosas desde abajo como hombres ó desde arriba como Hijos de Dios, lo había pensado de esa manera?

El ver las cosas como Hijos de Dios nos pone en ventaja, pues nos concentra en nuestras capacidades y no en nuestras carencias, el ver las cosas desde el punto de vista de los frutos del Espíritu nos desata, nos permite hacer las mismas cosas que Yeshúa (Jesús) hizo y mayores, nos permite ser vencedores y nos aleja de ser víctimas, si lo piensa detenidamente, el vivir de acuerdo a los frutos del Espíritu nos lleva a caminar sobre el agua.

Si lo vemos simbólicamente, el agua representa la ley y aquel que vive una vida contra la cual no hay ley, podría caminar sobre ella, pues lleva una vida más allá de la ley, tal como lo hizo Yeshúa (Jesús), el cual no hizo más que lo mismo que el Espíritu Santo quien se movía sobre las aguas desde la creación de la tierra (Génesis 1:2).

Es por eso que me llama tanto la atención cuando las personas aseguran que la iglesia solo limita a las personas, pero en realidad, la iglesia no es más que un conjunto de personas que han decidido hacer de la Palabra de Dios su prioridad, vivir de acuerdo a ella y tener la libertad de actuar en consecuencia de lo que Dios ha hecho en ellas, obvio, si, se limitan de pecar, pero una vez que uno es capaz de dar frutos de los cuales los demás se alimentan, todo cambia y nos daremos cuenta que no necesitamos de los placeres efímeros que el mundo ofrece, pues hemos sido puestos en una nueva dimensión, todo es cuestión de que nos atrevamos y le creamos más a Dios que a lo que vemos, a lo que sentimos y a lo que pensamos.

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