Hay personas que pasan su vida entera sospechando que Dios está en ella, pero nunca saben si en realidad fue así, y luego piensan que ese mismo Dios es un Dios místico que hace cosas “buenas” por ellas, pero en realidad no tienen idea de qué es lo que hizo ni porqué lo hizo, y cuando las cosas no salen tan bien como ellas esperaban, también Dios es culpable pues Dios “por algo” hace las cosas y confían en que Él debe de saber mejor aunque no les diga porqué.
La verdad es que Dios no es así, no es ni místico, ni hace las cosas “por algo”, ciertamente tiene pensamientos de bien para nosotros, pero también tiene su deleite en hacernos parte de sus planes y normalmente seremos nosotros quienes desatemos el bien y el favor en nuestras vidas para que nunca nos quedemos con ganas de nada y podamos siempre vivir en control de nuestras situaciones y saber siempre que pasará.
Si lo nota, al leer la Biblia descubrirá que lo primero que hace Dios al acercarse a los hombres, es revelarles el futuro, siempre les dice por anticipado qué es lo que sucederá y luego les dice la parte que les toca hacer, para que nunca estén esperando simplemente “cosas buenas” y que siempre estén seguros qué esperar y cómo desatarlo en sus vidas y eso sigue sucediendo hoy en día, solo que ya no partimos de punto de que Dios nos puede hablar y mucho menos de descubrir su voluntad específica para nuestras vidas en su palabra.
Es por eso que nos dejó muy claro cual será su efecto en nosotros, la combinación de su Espíritu Santo y nuestro corazón tienen como resultado los frutos de los cuales el mundo comerá y la manera que Dios alcanzará al resto de la humanidad y es muy importante que los tengamos en cuenta para que a su vez perseveremos en ellos.
Estoy seguro que recuerda a esas personas que siempre están bien, de esas que no importa que pase, siempre encuentran el lado amable y positivo de lo que pasa, esas personas que a veces nos cuesta trabajo creerles, pero sin embargo tienen ese “algo” que les es muy atractivo, pues en su gran mayoría (a menos que estén fingiendo), le aseguro que su común denominador es la presencia de Dios en su vida, dando un fruto muy especial, la alegría.
Piense esto, el Salmo 16:11, nos promete que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo, no solo cosas buenas, sino plenitud de gozo, por tanto aquel que va a la presencia de Dios tiene que regresar irremediablemente con una sonrisa, ó de lo contrario, fue a otro lado y pensó que fue a la presencia de Dios, y no es que lo ponga como algo limitativo ó condicionante, pero piense en esto, si usted va a la presencia del que todo lo sana, del que todo lo sabe, del que tiene poder y autoridad sobre toda cosa, entonces por qué habría de regresar de cualquier otra manera que no fuera con una tremenda sonrisa?
Piense esto, no hay manera de que usted pueda contaminar la presencia de Dios con su tristeza ó su amargura, no hay manera que pudiera usted poner a Dios de malas porque usted lo está o bien porque Él entendiera las cosas que usted entiende ó se pusiera Él en sus zapatos, por tal aquellas personas que deciden pasar tiempo constante en su presencia, salen irremediablemente preñadas con una sonrisa y la mejor actitud del mundo, pues tienen la capacidad de ver a Dios y su efecto en todos lados y en todas las personas, y hay quienes hacen de este ir a la presencia de Dios su manera de vivir, de modo que la alegría es un fruto que comparten constantemente con los demás y no es una alegría sin sentido y está MUY lejos de ser positivismo, es el efecto dela verdad en la vida de las personas, el saber que hay una razón y un sentido en todo lo que nos pasa y que no estamos sujetos al humor voluble de un dios que “por algo” hace las cosas.
Por tanto, yo le recomendaría que decidiera el ir a la presencia de Dios y que no deje de perseverar en ello, hasta que llegue a ese lugar y tenga esa intimidad que le embarace con una sonrisa tan intensa que contagie a otros, como ve?