Es interesante pensar que las personas buscan todo el tiempo ser famosas ó cuando menos reconocidas y buscan todo el tiempo que los demás las vean y les reconozcan lo que hacen, y muchas personas toman esto como una falta de humildad, siendo que es algo natural en nosotros a causa de algo que Dios nos dijo y nos prometió, por tanto no es importante que las personas busquen la fama y el reconocimiento, sino es importante el motivo por el cual lo hagan y los medios que usen para ello.

 

Cuando Dios se encontró con Abraham, le prometio 4 cosas, 1.- que haría una gran nación de él, 2.- que le bendeciría, 3.- que lo haría famoso y 4.- que sería de bendición para muchos otros, esto está escrito en Génesis 12:2, y si se da cuenta, al menos las 3 primeras de estas promesas son parte del pensamiento constante de las personas, la cuarta también, pero no con la misma frecuencia que las primeras 3, y le puedo decir que como descendientes de Abraham, a todos nos alcanza esta promesa, por lo que nos es prácticamente natural el aspirar a ellas.

 

El asunto está en que hemos olvidado ó peor aún ignoramos para qué es que Dios nos hizo estas 4 promesas, pues si lo dijo, ciertamente lo cumplirá, siempre y cuando cumplamos con las condiciones de la promesa y siempre y cuando vayamos enfocados a donde Dios espera que lo hagamos de modo que seamos copartícipes de su plan y parte de su Reino.

 

Aquí es donde debemos de detenernos y recordar que no es que Dios quiera cosas buenas para nosotros, sino que quiere que seamos parte activa de su Reino, que dicho de paso está lleno de cosas asombrosas de las cuales podemos disfrutar, pero no somos nosotros su motivo, sino somos nosotros motivo de su Reino.

 

Por tanto esas cosas que Dios nos prometió, el hacer de nosotros una nación, el bendecirnos y el ser famosos, vienen del hecho de que demos frutos, es decir, seremos quienes formemos una nación a causa de que otros nos verán, se acercarán a nosotros y nos seguirán a causa del beneficio que les somos, siempre tendremos algo que darles y siempre habrá alguien con necesidad alrededor nuestro, por tanto, cuando vayamos a la intimidad con el Padre, Dios nos hablará y nos recordará la naturaleza con la cual estamos constituidos y nos revelará las capacidades (es decir nos bendecirá) y nos hará famosos, pues seremos conocidos por ser diferentes y por no tener un motivo aparente para ser como somos y dar lo que damos, y en realidad la cuarta promesa es una consecuencia recurrente de las 3 primeras.

 

Ahora bien, cuando pensamos en frutos y cuando pensamos en dar, no se preocupe, la Biblia no espera que seamos tolerantes en potencia a que el mundo nos pisotee y tampoco tendremos que pasar la vida dando dinero a los demás, sería un privilegio, pero no va por ahí la cosa, Dios nos habla de que nuestros frutos vienen del Espíritu y son aparentemente intangibles, pero en realidad tienen la capacidad de transformar al mundo si permitimos que surjan de nosotros, estos frutos son amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio (Gálatas 5:22-23), es decir, son el carácter de Yeshúa (Jesús) en nosotros, tal como lo promete Dios, esto quiere decir que si Dios nos considera sus hijos, también seremos herederos de su carácter.

 

No le parece emocionante?, cuando Dios nos llama sus hijos es porque lo quiere todo para nosotros, no solo los beneficios de su Reino que es abundante en todo sentido, sino también nos quiere dar un carácter y una personalidad que vayan de acuerdo a este Reino, pretende que estemos a la altura del mismo, para que de la misma manera también podamos ser parte de Él y que el mundo nos reconozca porque le damos gloria a Dios y no a lo que tenemos y recibimos de parte de Él.

 

Por tanto, en ocasiones es bueno darle una repasada a la lista de estos frutos y verificar si realmente son evidentes en nosotros, si realmente estamos produciendo esto y la gente a nuestro alrededor se puede beneficiar de ello, pues cuando así sea, todo lo demás que ocupa nuestras oraciones será automático, lógico y nadie podrá arrebatárnoslo y nunca más tendremos miedo de que nos lo quiten o nos falte.

 

Por tanto, haga como dice la cita de hoy, ocúpese de dar frutos y ser conocido por ellos, que le parece?

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