Una de las cosas más importantes que debemos considerar siempre, es que el fundamento de la bendición, es el orden, si no hay orden, difícilmente habrá bendición, pues Dios es un Dios de orden, a diferencia de lo que muchos opinan.

Por tanto cuando las personas piden algo a Dios y a veces pareciera que Dios no les escucha, es todo lo contrario, ciertamente Dios escucha y responde a aquel que le busca de corazón, pero tiene que darnos el paquete completo, es decir, tiene que transformar nuestro entendimiento para que podamos establecer el orden requerido para que posteriormente su bendición pueda fluir adecuadamente y tener el efecto que sus bendiciones tienen en el Reino de los Cielos y no solo el efecto que nosotros pedimos, ya que lo eterno es una de las características de ese Reino a diferencia de lo efímero y pasajero que a veces pedimos o buscamos.

Ahora bien, es obvio y evidente que Dios puede hacer todo y puede corregir desde el escenario para que la bendición fluya, como bendecirnos de inmediato, lo único que estaría en riesgo si Dios lo cambiara todo de inmediato sería la permanencia de su bendición y nuestra dependencia de Él, pues si Él lo enderezara todo de inmediato, no entenderíamos la importancia de lo que está haciendo y lo desecharíamos fácilmente y segundo tendríamos más una relación con los efectos de Dios que con Dios mismo.

Es por eso que me emociona tanto la cita de hoy y no se si me emociona por su contenido mismo ó si lo hace por la posición donde se encuentra, justo al principio de la Biblia, pues lo que aquí dice, se repite a lo largo y ancho de toda la Palabra de Dios, es increíble!

Note como Dios no simplemente puso orden en la tierra que había creado, sino que primeramente aseguró que su Espíritu (el Espíritu Santo) habitara ahí y estuviera a disposición de todos, se mueve sobre las aguas (agua como símbolo de la Palabra de Dios), es decir, todo aquel que busque de la Palabra tendrá como efecto la presencia del Espíritu de Dios, y segundo Dios dio la Luz, y la luz es símbolo de la verdad, la cual la Biblia nos promete que nos da como efecto la libertad y quiero entender que no nos da la libertad de nuestros problemas, sino la libertad de decidir a favor del Reino en el que pretendemos vivir, pues piénselo de esta manera, si Yeshúa (Jesús) ya pagó por nuestros pecados, aun por los que no hemos cometido, qué es lo que nos haría falta para vivir en plena bendición?, considero que la respuesta más adecuada sería el decidir a favor de la verdad y no de nuestra realidad.

Nuestros problemas actuales tienen como fundamento la realidad, es decir nuestras circunstancias, siempre habrá un motivo y una razón para que vivamos de la manera que lo hacemos, pero eso no quiere decir que esa sea la manera que Dios tiene planeada para nosotros, sino que esa es la manera que nosotros decidimos vivir, ya sea por desconocimiento, por pereza o por simple y vana arbitrariedad, pues teniendo a la mano un Reino de plenitud, decidimos vivir de manera mediocre y limitada para luego culpar a Dios (a quien por cierto no involucramos en nuestro proceso de toma de decisiones) de las cosas que vivimos diciendo “Dios por algo hace las cosas”.

He aquí la importancia de leer la Biblia buscando el conocer el carácter de Dios y no una respuesta a nuestros problemas, ya que esa es siempre la misma, el vivir alineados a la verdad y con rotundo orden, si vivimos de esa manera, pronto seremos no solamente las personas con la vida más simple que existe, sino el instrumento favorito de Dios.

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