Hace unos días veía un video del Pastor Francis Chan donde habla de las 2 más grandes mentiras de nuestra época y las describe como “el pensar que somos buenos” y “pensar que Dios nos ama y perdona todos nuestros pecados” y sabe, no puedo hacer mas que coincidir con él, la gente de engaña a sí misma pensando estas 2 cosas y viven vidas terribles llenas de consecuencias muy amargas y muy tristes porque creen más en lo que sienten que en lo que saben acerca de Dios.
Hay personas que tienen la idea de que pueden creer lo que quieran y que eso será llamado fe, pero sabe, no lo es, la Biblia misma lo describe en Hebreos 11:1, la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, pero qué es eso que esperamos y que no vemos?, no es ese viaje que siempre quise hacer y no es la salud de mi abuelita, que si no suceden, no es porque Dios “por algo” hace las cosas sino porque no tiene nada que ver con Él, sino lo que esperamos y lo que no vemos es el cumplimiento de la palabra de Dios, es decir de todo lo que está escrito en la Biblia, y habrá quien me diga como una buena amiga que me dijo ayer “si René, pero recuerda que yo soy católica”, sabe eso no es una excusa para ser “ignorante con salvoconducto” (con el debido respeto que se merecen), sino que la Biblia es la misma, toda ella es inspirada por Dios y toda ella es el fundamento de la fe, quien no la conoce, no puede tener fe, pues si no la conoce, como va a poder esperar y creer en lo que no ve aún, ya que la fe no es circunstancial sino eterna y permanente como Dios lo es.
Por tanto el creer que somos buenas personas es un engaño total, pues aquel que no conoce la Biblia, descubrirá que todas las personas tenemos un concepto diferente y muy probablemente muy conveniente de lo que es ser una buena persona, y si lee la Biblia se dará cuenta de que es imposible ser una buena persona, ya que la Biblia declara que somos pecadores (porque nos es imposible dejar de pecar) y por tal estamos destituidos de la gloria de Dios, y eso nos hace dependientes de Yeshúa (Jesús) para que nos de acceso a esa gloria y a esa vida increíble y llena de bondades y ventajas que Dios nos promete en su palabra, que por cierto son mejores que nuestros sueños guajiros de sacarnos la lotería.
Cada vez que nos reconocemos pecadores e incapaces de vivir sin pecar, nos constituimos débiles, de modo que damos pie a la palabra que nos promete que Dios se perfecciona y se manifiesta en nuestra debilidad y se glorifica en nosotros por reconocer que no podemos y que dependemos de Él para ser fuertes y plenos (2 Corintios 12:9).
Nuestra fe es una de aquellas cosas que nos hacen sentir más inseguros en muchas ocasiones a lo largo de nuestro día, pues todos tenemos la idea de que “algo” estamos haciendo mal ó bien algo no estamos haciendo, pero por alguna razón nos cuesta mucho trabajo el reconocerlo delante de los demás y es por eso que la excusa que muchos usan ante esta inseguridad la famosa frase de “pero soy una buena persona”, aunque en realidad no tengan mucha idea de lo que eso significa y el compromiso que conlleva, cuando en realidad no hacen más que fundamentarse en una mentira (ya que en realidad no están convencidas de ser buenas personas y las pone en riesgo de perderse de lo mejor que la fe nos promete, el cumplimiento de las promesas y las señales que siguen a quienes creen en la palabra de Dios y no solo en lo que quieren, anhelan y sienten.
La reflexión de esta mañana no es para hacerle sentir mal y demeritar su fe, todo lo contrario, es para darle un fundamento sobre aquello que habrá de creer y cómo tener una fe adecuada, sabiendo que aquello que el mundo ve y mide no es siempre lo correcto, por el contrario en muchas ocasiones se contrapone con la palabra de Dios y nos pone en riesgo al momento de querer recibir un beneficio por parte de Dios y arriesga la integridad de nuestra fe que se puede desmoronar ante no tener bases firmes y sólidas para sostenerse.