A veces pareciera que Dios no nos habla ó bien que no escuchamos su voz y le aseguro que no es el hecho de que no Dios no nos hable, y no tiene que ver con que no seamos capaces de escucharle, tampoco tiene que ver con que seamos especiales para poder escucharle, tampoco tiene que ver con que hablemos un idioma distinto que el de Dios, todo tiene que ver con el alcance de lo que ocupa nuestra oración y de lo que Dios quiere hablarnos.
Si lo piensa, su oración y sus peticiones tienen que ver en la gran mayoría de las ocasiones con cosas a corto e inmediato plazo, pero pocas veces muy pocas veces tienen que ver con planes a largo plazo y cosas que quiera realizar para las cuales tenga un plan en conjunto con Dios.
Y no es que una cosa esté bien y la otra mal o viceversa, simplemente tiene que ver con el alcance de lo que habla Dios y de lo que buscamos nosotros, pues buscamos y pedimos cosas que tienen que ver con nuestra situación actual y con cómo nos sentimos, pero pocas veces con el alcanzar aquel propósito que Dios tiene para nosotros, el cual muchos de manera lamentable ignoran.
Es por eso que Dios nos dio la profecía, para comunicarnos aquellos planes que tiene para nosotros en el mediano y largo plazo, para que podamos quitar nuestros ojos y nuestro sentir del aquí y del ahora y podamos empezar a caminar con rumbo y dirección.
Cuando empezamos a entender que la profecía es parte fundamental de nuestra fe, empezamos a participar de los asuntos de Dios a su modo, es decir, empezamos a planear a largo plazo y empezaremos a planear los pasos que siguen en nuestro caminar diario.
Craig Gröschel quien fundamenta su libro Chazown (Visión en Hebreo) en la cita del día de hoy, asegura repetidamente que quien fracasa en planear, planea fracasar, y esto es muy cierto, las personas viven constantes fracasos, desencantos, desengaños y malos comienzos que terminan en abandono de metas por falta de planear, pero como se planea si no se tiene una visión de a donde se va?
Que bueno que Dios tenía todo esto contemplado por anticipado! y que nos dejó por escrito cómo es que habríamos de hacer las cosas, no?
Una de las instrucciones mas repetidas en el nuevo testamento después de predicar el evangelio es el que perseveremos en la profecía, es decir que estemos tan en contacto con Dios que no podamos evitar el escuchar lo que dice y repetirlo en voz audible, para que seamos nosotros quienes confirmemos por medio de la profecía lo que Dios ya ha hablado a otros en la intimidad y para que seamos nosotros quienes llevemos esperanza a todos aquellos quienes están afligidos.
Hay muchas personas que aseguran que el antiguo testamento y el nuevo no tienen relación, ya que en el antiguo testamento se vivía solo bajo la ley y en el nuevo testamento bajo la gracia, pero piense esto, la profecía se entiende como un don del Espíritu Santo en el nuevo testamento (1a Corintios 12), más desde el Antiguo Testamento Salomón reconoce la profecía como parte esencial de la vida de cualquier hijo de Dios, eso quiere decir que Dios siempre ha sido, es y será el mismo y que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están vigentes y son dependientes el uno del otro, pues ambos contienen la descripción de la identidad de Dios, su voluntad y nuestra identidad como hijos y coherederos de Yeshúa (Jesús), interesante, no?
La profecía no es algo que solo suceda por medio de profetas que dediquen su vida a ello, obvio, si hay profetas de oficio y son una tremenda bendición, pero sabe, donde el Espíritu de Dios se hace presente la profecía, es decir su dirección divina lo hace también, de modo que Dios no solo nos habla todo el tiempo, sino por medio de cualquiera que esté dispuesto a ser portador de la gloria de Dios.
Por tanto, si la profecía no es parte de su vida aún, es un excelente momento para que tome la cita de hoy y se adueñe de ella, para que tenga sentido en su vida y se cumpla en su día a día, hasta que viva usted bajo la dirección divina (la cual por cierto SIEMPRE estará alineada a la Biblia) y viva una vida tan plena como la de Salomón.