Es interesante que a veces nos dedicamos a pedir cosas y pedimos tantas cosas a Dios, porque sabemos que no las recibiremos pero “algo” habrá de cumplirnos, o al menos esa es la expectativa, no importa cual de todas las cosas que pedimos nos de, pero lo que sea ya es ganancia, le ha pasado?

Santiago el Apóstol nos enseña en su epístola lo siguiente “piden y no reciben, porque no saben pedir, piden solo de acuerdo a sus deleites y sus deseos personales” (parafraseo), en otras palabras nos dice “no reciben nada de lo que piden, porque lo que piden no tiene un propósito de acuerdo al Reino”.

y habrá quienes digan: René pero que tiene de malo pedir algo para uno mismo?, y la respuesta es sencilla, nada, no tiene nada de malo, pero el detalle es que solamente pedimos cosas con esas características y nada de lo que pedimos es alineado a los propósitos del Reino de los Cielos y es ahí donde nos perdemos de la bendición.

Hoy hablaremos de la 3er etapa del proceso de bendición de Abraham y note como Dios le dice “te haré famoso”, a poco no suena de lo mas interesante y emocionante?, aunque tengo que advertirle que este tipo de famoso no tiene que ver con la fama que conocemos comúnmente de la televisión y los medios, pues muchos al ser famosos se dan lujos que en realidad no merecen como comportarse de manera extravagante y sin sentido, siendo que en el Reino de los Cielos es completamente opuesto a lo que usted imagina.

El que Dios nos prometa que nos hará famosos, no quiere decir que seremos ricos y la gente nos conocerá a nosotros, por el contrario, la gente conocerá lo que Dios ha hecho en nosotros y seremos nosotros quienes pasaremos a segundo plano, ya que no necesitamos de la fama, sino necesitamos más bendición en nuestra vida y necesitamos que muchos otros sepan lo que hace Dios en nosotros y con nosotros para que puedan aspirar a tener una relación con Dios que detone en el mismo sentido que lo hace en nuestras vidas.

En otras palabras la bendición es algo que Dios hará notar, a menos que decidamos robarle el crédito (cosa muy común) pues estamos acostumbrados a amar la bendición que a la fuente de la misma, por tanto a veces como que la fama “se nos sube” y perdemos el sentido de la bendición como la bendición misma en muchas ocasiones.

Es por eso que es difícil que Dios le responda en cosas para salir del paso, como salir de deudas temporales o asuntos irrelevantes, esos no necesitan la bendición de Dios sino de su propia decisión para salir adelante, Dios no quiere que usted pague solo sus deudas, eso no tiene mérito, Dios quiere hacerle abundante (aún en su economía) para que pueda ser conocido por ser hijo de Dios, por ser de los que cumplen la palabra y no de los que sufren porque no la conocen, porque es de los que prestan y no de los que piden prestado como dice Deutoronomio 28, será famoso por lo que se ve de Dios en usted, así de sencillo, como ve?

El estar dispuesto a que Dios cumple esto en usted es una llave fundamental para que pueda usted ser bendecido, la consciencia de que lo que Dios haga se notará en usted, más que usted mismo, si está dispuesto a ello, saldrá siempre adelante y brillará a causa de quien le respalda que es el Todopoderoso, Creador del Cielo y la Tierra, ahora sabe como funciona esa lavadora (fama) que siempre ha estado ahí esperándole.

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