A veces no recibimos aquellas cosas que pedimos, porque de alguna manera no hacen ningún sentido ni con la Biblia, ni con la naturaleza y la manera en la que Dios hace las cosas y eso no solo retrasa, sino cancela cualquier bendición desde un inicio.

Es por eso que hay que poner mucha atención cuando leemos la Biblia, pues no está llena de mensajes encriptados y ocultos como muchos creen, sino que nos deja ver las características del carácter de Dios a lo largo y ancho de sus páginas.

Un ejemplo clásico de las cosas que muchos optan por no poner atención es la cita de Génesis 1:11 que dice:

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

Qué nota de especial?, qué nota que haga sentido en lo espiritual?, cuál de todos estos elementos cree que es importante para poder generar bendición?, se lo voy a decir, la clave está en decir “según su género”, es decir, solo podemos dar frutos de acuerdo a nuestra identidad y a nuestra naturaleza, traducido al lenguaje común y cotidiano “no le pidas peras al olmo”.

Pero esto no es para que de pronto se sienta usted pequeño y piense que las cosas especiales y las cosas buenas son solo para los “muy espirituales”, pues en el Reino de los Cielos no hay tales cosas, ni personas especiales, solo hay aquellos que creen, y aquellos que creen que creen, es decir que tienen una teoría de lo que saben, pero en realidad no están seguros.

De hecho hace un par de días prediqué acerca de eso en la iglesia que tengo el honor de pastorear, hay personas que todo lo que piden es para sacarlos del apuro, para sobrevivir y temporal, pero pocos, muy pocos reciben esto y si es que lo reciben tiene más que ver con la casualidad que con la mano de Dios, ya que Dios no se mueve en un ambiente que no es de su propia naturaleza.

Es por eso que en los tiempos del Antiguo Testamento, Dios se manifestaba solo en ciertos lugares y bajo ciertas condiciones, pues su santidad y su majestad mataba a quien se le acercara que no tuviera las condiciones óptimas para estar en la presencia del Todopoderoso.

Afortunadamente Yeshúa (Jesús) vino y pagó el precio de esas condiciones y ahora podemos entrar libremente delante de Dios, pero no entramos así nomás porque si, sino entramos revestidos de la sangre de Yeshúa (Jesús) y con la consciencia de lo que hizo por nosotros, de hecho si no lo hacemos de esa manera, jamás entraremos siquiera, no hay que ir muy lejos.

Pero en fin, no le quiero hablar de los requisitos que había para entrar delante de la presencia de Dios, sino le quiero hablar acerca de porqué entonces no recibimos aquello que pedimos y no somos bendecidos como esperamos y la respuesta es sencilla, pedimos y esperamos de la manera equivocada y completamente ajena a nuestra naturaleza y es por ello que jamás recibiremos nada, porque no lo hacemos de acuerdo a la visión de quienes somos para Dios y de lo que espera que hagamos para Él.

En otras palabras, y para ponerlo aún más claro, Dios no le va a sacar de deudas, Dios va a cambiar sus finanzas de manera que usted no solo deje de deber, sino que empiece a ser y funcionar de acuerdo a su Reino, Dios no solo le va a ayudar a pagar, sino le va a dar lo suficiente para prestar a otros y que esto trascienda a las generaciones venideras, pero si usted solo ve el aquí y el ahora, pues obviamente se está quedando corto y sin la bendición que el Padre tiene para usted.

Por eso no es lo mismo pedirle a dioscito, que invocar el poder del Todopoderoso, ya que uno es pequeño y el otro es eterno.

Hablando de eterno, esa es otra de las garantías que tenemos en Dios, todo lo que hace lo hace para siempre, pero por mientras usted siga pidiendo y esperando cosas que no duren, jamás verá la mano de Dios, porque junto con lo que  Él hará en usted, también transformará su carácter para administrarlo, multiplicarlo y heredarlo.

Es por eso que me emociona la cita de hoy, pues el mismo Yeshúa (Jesús) nos invita a pensar en grande y no conformarnos siquiera en las obras que Él hizo, sino a superarlas, pues su sacrificio y la garantía del Espíritu Santo en nosotros, nos llevarán a darle gloria de una manera que el mundo entero crea, por medio de su poder en nosotros.

Por tanto, me detengo un poco y le pregunto a usted, no será que no recibe la bendición que tanto anhela porque se ha quedado corto en la dimensión de lo que espera que Dios haga en usted?

Lo más probable es que si, estamos en una época donde las personas se han vuelto incrédulas y conformistas, y han dejado de lado el hambre de ver la gloria de Dios, pero yo le digo, si usted persevera en la gloria de Dios es justo eso lo que verá, sólo atrévase de acuerdo a la instrucción (ojo!, note que dije instrucción y no sugerencia) de Yeshúa (Jesús) a declarar cosas grandes y portentosas que le den gloria a Él y verá como semejará ver como lo hacía en Yeshúa (Jesús) que es usted un Hijo de Dios y que el mundo está a sus pies para que se enseñoree usted de el.

Si somos Hijos de Dios, debemos de actuar como tales y dar frutos como tales, de lo contrario estaremos pidiendo dar frutos según otros géneros y no se darán, le queda claro?

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