Una de las mejores cosas de estar en Cristo es que siempre sabemos a qué aspirar y qué esperar de Él, ya que una de sus mejores características es que Él es congruente y su palabra siempre estará relacionada con las cosas que Él hace y las cosas que nos envía a hacer.

El detalle radica en que nosotros no somos congruentes y normalmente pretendemos que Dios haga cosas que son incongruentes con su palabra e incongruentes con nosotros y luego nos quejamos de que Dios no nos escucha y no nos da las cosas que le pedimos.

Esto es tan ilógico como quienes pretenden pecar y ponen sus vidas en manos de Dios para que los cuiden mientras lo hacen, Dios no interviene en donde no hay el ambiente propicio para que su presencia gobierne y sea el centro de todo lo que suceda.

Incluso hay quienes se atreven a decir que el Antiguo Testamento de la Biblia es algo pasado de moda y que no tiene validez ya, que el Nuevo Testamento es aquello que debemos de seguir, obviamente quien afirma esto no ha leído ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento, pues se daría cuenta de que no solo uno depende del otro, sino que ambos concuerdan y se confirman entre sí mismos, y es de eso de lo que le quiero hablar el día de hoy, pues es fundamental para poder tener bendición en nuestras vidas, sin ello será prácticamente imposible la voz de Dios y su efecto habiten en nosotros.

Las citas del día de hoy son una del Antiguo y otra del Nuevo Testamento, y tratan de exactamente lo mismo, Dios nunca nos regresará a donde estábamos antes y nos regresará lo que perdimos a causa del pecado o de las circunstancias, Dios nos lleva todo el tiempo a nuevos niveles y a nuevas situaciones para que sea Él quien reciba la gloria por ello y no nosotros quienes nos conformemos por estar como antes estábamos.

Es por eso que Dios decidió sacar a Abram de entre su parentela, necesitaba nuevos aires para poder tener nuevos resultados y necesitaba asegurarse que no fuera a pensar que alguien le dio una receta mágica para tener hijos o un remedio, sino que Dios le había dado un nuevo ambiente con nuevos resultados, es decir, si Abram nunca hubiera dejado su tierra y su parentela, nunca se hubiera convertido en Abraham quien hasta hoy es el Padre de naciones como Dios lo nombró en la nueva etapa de su vida.

Es por eso que hoy en día y de acuerdo al Nuevo Testamento y con fundamento en el Antiguo, Dios nos dice que nos es necesario nacer de nuevo para dejar nuestra antigua manera de vivir y podamos estar preparados a que Dios haga cosas nuevas en nosotros, porque a partir de ese momento nada será igual y nada será repetitivo, lo ha notado?, Dios nunca hizo el mismo milagro 2 veces, ni Yeshúa (Jesús) sanó de la misma manera a nadie, porque no es una receta, sino es Dios quien siempre se transforma, quien siempre evoluciona, quien quiere dejar su naturaleza de vuelta en nosotros, así de simple.

Por tanto, si está usted esperando que Dios le bendiga, más vale que no tenga puestos sus ojos en algo que ya sucedió ó que ya tuvo, prepárese para lo nuevo, para lo diferente, para lo emocionante, ya que eso es lo que Dios hará y lo que distingue las obras de su boca, las cuales usted a diferencia de antes, debe de dejar de pedir y empezar a declarar, para que sucedan de nueva y dinámica manera, o si no, se quedará el resto de su vida pensando de Dios “por algo” hace ó no hace las cosas, como ve?

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *