Conocer a Dios es algo especial, pero es muy distinto a lo que pensamos, pues cada persona tiene un concepto diferente de Dios de acuerdo a su percepción, de hecho cada persona cree ingenuamente que puede tener una manera personal e individual de conocer a Dios siendo que no es así, mas su desconocimiento de aquel que lo dio todo por nosotros, le hace pensar esto y se lo quiero explicar.

Normalmente soy una persona muy ocupada, siempre tengo algo que hacer y mi agenda está llena de compromisos y asuntos importantes, pero a su vez soy una persona que tiene control de todas las actividades que realizo y no suelo ser alguien que se deje agobiar ni sea dominado por lo mucho que tengo que hacer, por el contrario, he aprendido a lo largo de los años a tener el control sobre mi agenda y el equilibrio entre mi vida laboral, ministerial y personal, mas me llama mucho la atención que hay personas que creen que saben acerca de ello, pues por lo general les doy cita y un espacio en mi agenda y cuando me reúno con ellas o tenemos una llamada telefónica, comienzan su reunión conmigo diciendo “sé que estás muy ocupado”, esto me causa gracia porque sé que se imaginan que estoy ocupado pero en realidad no les consta, y cuando les digo que no lo estoy, y no es que no sea así sino que he destinado ese tiempo para ver o hablar con esas personas, normalmente insisten en refutar mi comentario y perdemos la mitad del tiempo en discutir si estoy muy ocupado o si tengo mucho por hacer en vez de simplemente aprovechar el tiempo que he destinado para ver o hablar con esas personas, inaudito, no?

Y obviamente no pretendo compararme con Dios sino simplemente ejemplificar esto, ya que muchas veces, si no es que la mayoría de las ocasiones que las personas van delante de Dios, en vez de disfrutarle y en vez de deleitarse en su presencia, van delante de Él a decirle quien es Él o lo que saben de Él, y no aprovechan ese tiempo y ese espacio para conocerle de una manera diferente a lo que ya lo hacen, o por el contrario, se pasan su tiempo en la presencia de Dios describiendo su pecado y diciéndole lo que Él ya sabe, pero nuestra intimidad con Él no fue diseñada para eso, nuestra intimidad con Él fue diseñada por Él, para que fuéramos transformados de regreso a su imagen y semejanza y punto!

Lo que hemos aprendido a hacer a lo largo del tiempo es convertir nuestra intimidad con Dios en un proceso burocrático, pues tenemos tantas ideas abstractas de quien es Dios, tenemos tantas culpas y tanto desconocimiento de Dios que nos parece casi que imposible el hecho de simplemente poder entrar delante de Él, disfrutar del beneficio de su sangre y ser transformados y ya.

El otro día encontré en la red una descripción de la palabra burocracia que me pudo fascinar y que describe perfectamente esto que le comparto:

Burocracia: el arte de hacer lo fácil difícil por medio de lo inútil.

La Biblia nos describe que había un lugar llamado “Santísimo” que era una habitación de unos 4×4 metros que era donde descendía la presencia de Dios, y este lugar tenía una entrada la cual estaba resguardada por un “velo” que era una tela de unos 10-12 centímetros de ancho y estaba hecha para guardar la vida de los hombres, pues quien viera a Dios en una condición inmunda o de pecado, ciertamente moriría, al morir Yeshúa (Jesús) en la cruz, pasaron 2 cosas importantísimas, la primera es que el altar donde se hacían los sacrificios para redimir los pecados en el templo de Jerusalén se partió por la mitad y lo segundo es que este “velo” se rasgó de manera que ya nada nos impide ir delante de la presencia de Dios a causa del sacrificio de Yeshúa (Jesús), ahora tenemos acceso directo a Él, y no hay requisitos ni intermediarios que nos sean necesarios, todos los ritos quedaron en el pasado, su sacrificio lo vino a cambiar todo, para que entráramos libremente delante de Él para ser transformados y salir con una nueva identidad y nuevo poder de ahí.

Por tanto, si usted no va a la presencia de Dios con esa libertad y con la consciencia de que no hay nada que se pueda poner entre usted y Dios y más importante aún, entre usted y ese propósito que le será reafirmado en cada ocasión que vaya delante de Él, sería interesante el que se cuestionara si verdaderamente entró a la presencia de Dios y si fue Dios con quien estuvo, pues Él nos hizo la promesa de transformarnos y nos da la garantía de una vida asombrosa de su mano de modo que no nos la podríamos perder, a menos que seamos como esas personas que vienen a verme y que prefieren insistir en que estoy muy ocupado en vez de aprovechar y hacer muy productivo el tiempo entre ambos.

La cita de hoy me pone la piel de gallina, me emociona, me explica para qué es que fue quitado el velo, me da un propósito que no me puedo perder de cada visita que haga a la presencia y me deja muy claro que la meta es ver y reflejar la gloria de aquel Dios en el que todo es si y es amén, ahora tenemos que vivir pensando y con la mirada puesta en esa gloria que siempre será.

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