Muchas personas entienden por amor un sentimiento y no se dan cuenta que el sentimiento es la consecuencia del amor, es la sensación que provoca tanto el ser amado como el amar, pero en sí el amor no es algo que se pueda sentir, pues no es algo emocional, sino algo 100% racional y se lo voy a explicar.
Es raro escuchar que alguna persona no se sienta amada por Dios, sin embargo, nadie ha visto a Dios ni ha estado físicamente con Él, sin embargo somos capaces de percibir su amor y esto tiene que ver con el hecho de que nos sabemos no merecedores de lo que hace por nosotros o siquiera de que nos ame, pero entendemos que su sacrificio va mucho más allá de lo que podamos hacer o de lo bien o mal que nos portemos, sabemos que siempre podremos regresar a la presencia de Dios y siempre seremos no solo bien recibidos, sino llenados de los beneficios de aquel que nos amó primero.
El amor es el saber que la persona objeto de nuestro afecto nos va a fallar, pues la conocemos, sabemos sus debilidades y estamos conscientes de su comportamiento habitual y aún así estamos dispuestos a expresar lo mejor de nosotros hacia esa persona, no a la expectativa de que nos falle, sino siempre conscientes de que no hay sorpresas, no podemos ser heridos, porque no hay nada que no sepamos, es decir, el amor viene del conocimiento y no del sentimiento.
No le ha pasado que conoce personas que se enamoran y hablan lo mejor de esa persona de la que están enamoradas y quieren hacer todo con esa persona y cambian incluso su manera de vivir y de comportarse a causa de su enamoramiento y de pronto esa persona es como simplemente es en su día a día y de repente le parece mal a quien se había enamorado de ella y lejos de pensar lo mejor y de hablar bien, de pronto hace lo contrario y empieza a hablar lo malo y se comporta como si esa persona fuera un total desconocido, le ha pasado?
La realidad no es que esa persona haya cambiado, pero si es un completo desconocido, solo que no lo había querido ver, pretendió enamorarse (ojo!, enamorarse, no amar) de la imagen que se quiso formar en su mente y en su corazón acerca de esa persona, pero no cambió, simplemente fue como siempre es y a lo mejor suavizó algunas actitudes a causa del buen trato que recibió, pero nunca cambió.
Es por eso que no podemos amar a alguien ó a algo que no conocemos, pues sin el conocimiento de ese alguien ó de ese algo, no podemos tomar decisiones y no podemos ser consistentes y congruentes con ese amor que decimos tener, no sentir.
Es por eso que no hay amor como el de Yeshúa (Jesús) pues Él nos conoció primero, conoció nuestra manera de vivir, incluso pudo ver nuestro pecado en el huerto de Getsemaní y aún ahí volvió a tomar la decisión que había tomado antes de crearnos al principio de la eternidad.
Lo nota, Dios no nos ama porque lo sienta, nos ama porque lo decidió antes de crearnos y no tiene problema por decidir a nuestro favor constantemente, es por eso que su gracia (el recibir aún lo que no merecemos) está presente en nuestra vida constantemente.
Es por eso que no se puede “dejar de amar” a alguien y no se puede uno siquiera “cansar de amar”, pues no puede uno dejar de conocer a alguien, siempre le conocimos y siempre supimos de qué se trataba la cosa, no hay sorpresas, amamos y punto.
Es por eso que me emociona cuando leo pasajes en la Biblia como 1 Corintios 13 que hablan acerca del amor, donde nos dice que ni aún los dones que el Espíritu Santo pone en nosotros tienen validez sin la capacidad nuestra de decidir a favor de los demás (amar), que no tienen trascendencia sin nuestra capacidad de mantenernos firmes, pues ni aún lo espiritual tiene sentido ni trascendencia sin consciencia, y sin amor, sin él, solo son palabrería y buenas intenciones, pero solo eso.
La cita de hoy nos dice que ahora entendemos el amor que recibimos de parte de Dios, pues sabemos que nos conoció y decide constantemente a favor nuestro y que por ello tenemos la misma capacidad de Él, de conocer, decidir y entregarnos por los demás, no porque valgan la pena, sino porque podemos, simplemente por eso.