Muchas veces nos hemos preguntado, qué es lo que tiene que suceder para que las cosas cambien en mi vida y pueda ser esa persona que tanto quiero ser o que tanto oro, le ha pasado?

Le aseguro que no es la única persona que se ha preguntado lo mismo, es una pregunta que abunda en los momentos de intimidad y en la oración, en ocasiones acompañada de ilusión y otras tantas de desesperación de estar recurrentemente en el mismo lugar una y otra vez.

Muchas veces esto tiene que ver con el mal entendimiento de cómo son las cosas de Dios y cómo es que difieren de los asuntos de nuestra vida cotidiana, ya que normalmente tenemos la tendencia de querer acoplar las cosas de Dios a nuestra rutina y a nuestro modo y no al revés como Dios nos lo pide, piénselo de esta manera, por qué cree usted que hay tantos santos e ídolos de tantos colores y versiones?, la respuesta es sencilla, para muchos es más fácil que lo divino se parezca a uno y no que uno se parezca a lo divino, en otras palabras, hay quienes prefieren bajarle el estándar a lo santo para no tener que esforzarse mucho o tener un pretexto en el caso de fallar.

Pero bien nos lo dijo Yeshúa (Jesús), la medida es Él y nos dijo que las mismas cosas que Él hizo y aún mayores habríamos de hacer, para que podamos demostrar que Él es rey sobre nuestras vidas.

Bueno, regresando a lo que estábamos, muchas personas pretenden cambiar y ser “buenas” en sus vidas, dejando a un lado las cosas “malas” o lo que consideran como tales y en muchas ocasiones lo consideran incluso un sacrificio agradable a Dios y la verdad no tiene gran efecto, ya que no tienen un fundamento o un parámetro de lo que es “malo” o de lo que es “bueno”, ya que eso depende en muchas ocasiones de la opinión de cada quien, piénselo de esta manera, el narcotraficante considera que está bien e incluso edifica iglesias y hay delincuentes que se encomiendan a Dios antes de cometer sus fechorías, ellos tienen un concepto muy distinto de lo que es “bueno” y de lo que es “malo”.

Es por eso que nos es tan necesario el tomar la Biblia como referencia y entender las cosas que Dios hace e identificar los símbolos que en ella aparecen, la cita de hoy habla de un ciego que lo era de nacimiento y Dios estaba a punto de cambiarlo, pero había un poco de polvo en su vida (pecado) pero para que tomara la seriedad requerida, Yeshúa (Jesús) escupió (saliva que es agua que sale de la boca de Dios, sinónimo de la palabra de Dios) y esto hizo lodo, como ustedes y yo sabemos el lodo es pegajoso y desagradable, es decir, la palabra de Dios mezclada con el pecado (por poco que fuera) de la vida del ciego hicieron un lodo que era necesario lavarse, es decir, nunca vamos a entender nuestro pecado como tal hasta que lo veamos por medio de la palabra de Dios, ahí es cuando lo “malo” sabe a muerte y entendemos que todo pecado, aun la mentira mas piadosa, tienen como precio la muerte y es cuando entendemos la imperante necesidad de la sangre de Yeshúa (Jesús) en nuestra vida, para que podamos ser lavados y posteriormente enviados así como lo fue el ciego de la cita de hoy.

Nota la diferencia, las cosas malas lo pueden ser en la opinión de unos mas no de otros al igual que las buenas, pero al ser combinadas y confrontadas con la palabra, toman la dimensión eterna y absoluta de Dios y es cuando las cosas se ponen serias, y será entonces que hagamos las cosas bien y en orden para que podamos vivir adecuadamente y como Dios lo planeó para nosotros.

Yo le invito a que se atreva, permita que Dios le muestre aquellas cosas que usted cree no tan importantes o tan serias por medio de su palabra, haga ese ejercicio en su intimidad y verá, que no solo va a ver las cosas como Él las ve, sino que será enviado como el ciego lo fue, para que el mundo lo recuerde como el hombre o la mujer que decidió cambiar porque quería agradar a Dios.

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