Hace unas semanas estaba escuchando de nuevo a Marcelo González, un hombre que arriesga su vida constantemente para llevar Biblias a un país (que obviamente no puedo mencionar) en donde el evangelio está prohibido y relataba la historia de como es que Dios lo llevó a esto y comienza su plática diciendo “el mucho pensar apaga la fe”, lo cual me dejó meditando por largo rato, ya que es una gran verdad, ya que la fe auténtica no se tiene mas que en la palabra de Dios, pero hay quienes quieren entenderla intelectualmente y por no poder hacerlo, no leen la Biblia, hay quienes quieren entender como Dios hace las cosas, siendo que las cosas de Dios no son de este mundo por tanto no son comprensibles en el, y cada persona que pasa tiempo pensando en ese tipo de asuntos, apaga su fe por medio del pensar mucho.

Y no es que Dios no quiera que aprendamos, todo lo contrario, pero antes de aprender, tenemos que creer en lo que ya está escrito, no podemos correr antes de gatear y caminar, no lo cree?

Esto se lo comento, porque le he estado dando muchas vueltas a un término que se pone cada vez más de moda y que hace total sentido con la frase de Marcelo González, el término es “diversidad”, que se fundamenta en la idea de que todas las personas son diferentes y tienen derecho a serlo y comportarse de acuerdo a llamémoslo “su naturaleza”.

Pero entendamos las cosas como verdaderamente son, si somos diversos y cada uno diferente, lo primero que haremos es que nos congregaremos con otros que sean iguales que nosotros y entonces seremos parte de una minoría, lo cual nos lleva a 2 cosas importantes, número uno, entonces ya no somos tan diversos, ya que todos tendemos a buscar similares a nosotros para identificarnos e incluso sentirnos aprobados (es un instinto que tenemos los seres humanos) y segundo, cuando somos parte de una minoría, siempre habrá una mayoría que nos victimice, es decir, pretendemos ser diversos, para ser víctimas de alguien y tener un pretexto para pelear algo que desde nuestro interior no entendemos y no aceptamos, pero que sentimos.

Ahora bien no faltará quien diga “qué no Dios nos hizo únicos a cada uno?”, claro que Dios nos hizo únicos, pero no diversos, ya que como lo dice la cita de hoy, nos hizo a SU imagen y SU semejanza, es decir, aunque únicos y especiales, todos con la misma línea y en la misma dirección, porque es el trabajo de todos, no importando lo únicos y especiales que seamos el reflejar su gloria y el establecer su Reino.

Piense en esto?, de qué nos sirve ser diversos?, el que apela por la diversidad solo está buscando una identidad que no encuentra, pues entre más diferente se trata de hacer más se aleja de Dios.

Entonces que se hace con aquello que se siente?, muy sencillo, se lleva con el fabricante, se lleva delante de Dios y se expone y se guarda silencio para escuchar las instrucciones de qué hacer con ello y poderlo transformar en algo que glorifique a Dios.

Recuerde que tanto nuestros pensamientos como nuestros sentimientos están contenidos en nuestra alma la cual se corrompe fácilmente, pero necesitamos de un espíritu (el cual Adán y Eva perdieron en el Edén) para comunicarnos con Dios, es entonces cuando encontraremos nuestra identidad única y especial mas no diversa.

Es por eso que es tan importante conocer a Dios, pues es ahí donde encontraremos a un ser asombroso, multiforme, multifacético, siempre nuevo pero también siempre congruente, y es eso lo que pretende transmitirnos y en lo que pretende transformarnos, en algo siempre flexible, cambiante, multifacético, colorido pero siempre a la imagen y semejanza de Dios que nos da identidad.

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