Muchas veces queremos acercarnos a Dios solo para contrarrestar el efecto de las cosas que nos pasan, como si fuera Dios quien estuviera poniendo las cosas en nuestra contra y de alguna manera “castigarnos» a causa de nuestro mal comportamiento, por tanto, decidimos pasar mas tiempo en oración, ir a la iglesia y en casos extremos incluso leer la Biblia, ah, obvio, nos portamos “bien”, como si Dios tuviera algún beneficio de ello.

Se ha puesto a pensar en eso?, a veces creemos que el no hacer cosas malas, como el no drogarnos, el no tomar alcohol en exceso, el no hablar mal de otros, tiene un efecto positivo en Dios, como si lo pudiéramos impresionar con ello, como si el que nosotros hagamos cosas que nos benefician solo a nosotros, tuviera un valor emocional para Él.

La verdad es que solo nos engañamos a nosotros mismos, ya que lejos de agradar a Dios con las cosas que decimos hacer, lo único que hacemos es relajar nuestra consciencia y dejar de lado ese aterrador sentido de culpa que nos acosa constantemente y confundimos esos minutos de tranquilidad con paz.

Entonces?, cómo es que podemos agradar a Dios?, cómo lo podemos impresionar?, qué podemos hacer para realmente hacerle sentir bien y que desate su favor a nuestro favor?

La única respuesta correcta es: “la fe”, pero no se confunda, la fe no se trata de apretar los ojos y alguna otra parte de nuestro cuerpo para creer “algo” con todas nuestras fuerzas, la fe se trata solo y exclusivamente de creer, pero creer la palabra de Dios, es decir, dejar de creer en Dios y empezar a creerle a Dios!.

Solo las personas que le creen a Dios logran impresionarlo, está por ejemplo el caso del Centurión Romano que dijo a Yeshúa (Jesús) no es necesario que vayas a ver a mi siervo, solo di que es sano y este sanará, y se asombró de su fe, pocos hombres había conocido como este, tanto que fue digno de dejarlo plasmado en la Biblia.

Pero entienda esto, el Centurión no creía en que Yeshúa (Jesús) podía sanar a su siervo, el Centurión creía en el poder de Dios y que lo que fuera a hacer por medio de Yeshúa (Jesús) le daría honra y gloria y de esa manera sucedió.

Debemos de entender que no es importante lo que creamos acerca de nosotros, ni de como Dios nos beneficia, sino de que somos parte de un Reino y de un cuerpo que siempre glorificarán a la cabeza y la cual siempre se llevará la honra por todo lo que suceda, aun en nuestra desventura trabajamos para darle gloria a Dios, el día que entendamos eso y lo creamos, seremos como el Centurión e impresionaremos a Dios y su poder será inevitablemente derramado sobre y en nosotros.

Por tanto, debemos de darnos a la tarea de conocer más a Dios y sus propósitos, para creerle a Él y en ellos (los propósitos), para que siempre veamos la posibilidad de cumplirlos y no solo arranchar una sonrisa al Creador, sino poder impresionarle al grado que nada que podamos poner delante suyo nos lo pueda negar, que le parece?

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