Es interesante pensar que normalmente podemos tener una relación con Dios Padre, e incluso podemos tener conversaciones con Dios Hijo (Yeshúa/Jesús), pero en pocas ocasiones o nunca hemos tenido una relación o una conversación con el Espíritu Santo, lo ha pensado?

Por alguna razón las personas entienden al Espíritu Santo como una fuerza e incluso hay quienes le han llamado una “cosa» que Dios puso a nuestra disposición para que nos ayude, siendo que en realidad el Espíritu Santo no es otra cosa que la 3er. persona de Dios y debemos de entenderla de esa manera.

Gracias a la ilustración que alguien hizo alguna vez acerca de el Espíritu Santo como una paloma, las personas han perdido esa oportunidad de relacionarse con la persona del Espíritu Santo, y lo hacen porque relacionan la analogía que el autor del evangelio hace cuando habla del Espíritu Santo manifestándose como una paloma, pero no se ha puesto a pensar en las ocasiones que dicen “con fuerzas de búfalo” o “raudo y veloz cual gacela», esto no convierte a quien es objeto de estos adjetivos ni en búfalos, ni en gacelas, de la misma manera que el Espíritu Santo tampoco adquiere forma de paloma y pierde su personalidad, sino que se mueve como una paloma y cuando lo entiendo de esa  manera, quiero imaginarlo que tan confiado como a moverse entre los hombres, como las palomas se mueven entre las personas, no lo cree?

Ahora bien, no puedo dejar de emocionarme ante el hecho de que Yeshúa (Jesús) describe al Espíritu Santo como un consolador, y le pregunto yo a usted, podría usted ser consolado por una paloma o por una fuerza?, claro que no!, no hay nada mas reconfortante que tener una conversación y recibir un abrazo cuando estamos tristes o desanimados, y tenemos que recordar que nosotros fuimos creados a imagen de Dios, el Espíritu Santo es una persona y debemos de tratarle como tal.

Cuando empezamos a entender al Espíritu Santo como una persona y empezamos a tener una relación con Él, es cuando empezamos a desatar su poder en nuestras vidas, ya que vivimos en la época del Espíritu Santo, es decir, no es el Padre y no es el Hijo quien habita entre nosotros, es el Espíritu Santo quien lo hace y es el Espíritu Santo quien manifiesta el poder de Dios y de eso debemos de tomar ventaja.

Cuando empezamos a relacionarnos con el Espíritu Santo, debemos de entender que lejos de lo que las ilustraciones nos han enseñado, Él nos va a hablar y nos hablará de lo que habrá de suceder, para que creamos y seamos testigos de ello, lo siguiente, es que nos dejemos usar por Él para cumplir con nuestro propósito.

Es por eso que el pedir en nuestro tiempo de oración no sirve de mucho, ya que el Espíritu Santo no da como si fuera ajeno, el Espíritu Santo, hará por medio de nosotros y lo primero que hará es usarnos para dar a otros, como señal de que reflejamos a Dios y que tenemos su identidad, es ahi donde se cumple aquella palabra de “buscad primero el Reino de Dios y su Justicia y lo demás les será añadido”, es decir cuando somos usados por el Espíritu Santo y funcionamos de acuerdo a nuestro propósito, es cuando desatamos los beneficios del Reino para nuestra vida.

Pero como todas las cosas importantes, todo lleva un orden, debemos de regresar el lugar de honra y majestad que el Espíritu Santo merece y debemos de relacionarnos con Él, como la persona de Dios que habita con nosotros, que nos habla y que pretende usarnos y será entonces que empezaremos a tener una mejor relación con Dios, entendiendo sus tiempos y sus propósitos, no lo cree?

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