Dios nos enseña por medio del a Biblia que conoceremos la verdad y que ésta nos hará libres, pero el problema es que no muchos están interesados en la verdad, y prefieren vivir de acuerdo a su realidad, pues de esa manera tienen una excusa para ser como son y tener siempre un culpable para cada una de sus circunstancias y ser víctimas de aquello que no pueden controlar.
Hay personas que se escudan en su naturaleza humana ó pecaminosa para justificar sus errores y debilidades, siendo que la Biblia nos enseña que la tierra es gobernada por Satanás y que cada uno que se entienda de la tierra, hijo de Satanás es, pero eso les escandaliza y les hace nombrarse a sí mismos hijos de Dios.
Pero si lo nota, eso no tiene sentido, pretender ser y vivir como “solo humanos” y tener beneficios de hijos de Dios, siendo que antes de ser hijos de uno o del otro, deben de tener bien clara su identidad antes que nada y de ahí partir.
Dios envió a sus hijos a gobernar la tierra y a mostrar a los seres humanos como adoptar una vida de hijos y dejar de vivir bajo la influencia de Satanás, pero el concepto de gobernar de Dios es muy distinto al que entendemos hoy en día, ya que gobernar no es solo ejercer poder, sino es toda una responsabilidad.
Piénselo de esta manera, antes de la llegada a la tierra de los hijos de Dios, no había llovido en la misma, ya que no había quien la labrara, los hombres y mujeres que habitaban la tierra eran solo recolectores y cazadores, pero no había quien gobernara la tierra y la hiciera fructificar.
Esto mismo pasa hoy en día, hay quienes solo están dispuestos a recibir de Dios, como bastardos, pero no están dispuestos a comprometerse y a hacer crecer el Reino que habrán de heredar, de hecho la mayoría solo piensan en su comodidad y en su bienestar y el Reino y aquel que lo gobierna les importa poco, todo lo que interesa es que algo bueno tiene que venir de Dios, al fin y al cabo son sus hijos, o al menos eso creen.
Es por eso que en la 5ta instrucción Dios hizo énfasis acerca de lo que esperaba del hijo de Dios, el enseñorearse de todo lo que hay en la tierra y lo que habita en ella, es decir, hacerse Señor y responsable de la tierra, y de que cada uno de los habitantes de ella, incluyendo a los animales cumplieran con su función y con su propósito, para posteriormente rendir cuenta de ello a Dios y poder gobernar juntamente con Él, así como Él hace con aquellos que nos sabemos, entendemos y funcionamos como hijos.
El objetivo de Dios no es que las cosas cambien cuando Yeshúa (Jesús) venga, sino que las cosas ya funcionen como en el Reino de los Cielos cuando Él venga, para que de esa manera su justicia, su verdad, su misericordia y su gracia ya sean ejercidas, como nos enseñó el mismo Yeshúa (Jesús ) en su oración “en la tierra como en el cielo”.
Por tanto si usted está esperando que Dios escuche su oración y preste atención a sus necesidades, empiece por hacer lo mismo, deje de comportarse como un bastardo que solo estira la mano para recibir lo que cree que merece y empiece a comportarse como hijo y piense en términos del Reino que habrá de heredar y el cual tiene que engrandecer para aquél que habrá de venir a pedirle cuentas del mismo.
Los que piden y no reciben de Dios es porque piden sin identidad, Dios antes que otra cosa proveyó de identidad a sus hijos al enviarlos a la tierra, para que gobernaran desde el primer día y hasta su venida, por tanto, que espera, para cumplir con su parte?