Cuando hablamos de Dios, muchas veces hablamos de cosas lindas y de cosas que nos gustan, pero pocas veces hablamos de pasión, ya que lamentablemente, pocas personas nos enseñan a tener pasión por Dios.

Seamos honestos, el 99% de las cosas que oramos y las cosas que platicamos con Dios, se tratan de nosotros, de las cosas que queremos y de las cosas que no tenemos, pero menos del 1% de nuestro tiempo lo invertimos en hablar de las cosas que Dios espera de nosotros o en pasar tiempo en silencio para escuchar la voz de Dios.

Y esto no se lo digo para que se sienta mal, sino para que haga consciencia de ello, piénselo de esta manera, si pasáramos mas tiempo escuchando a Dios y mas tiempo haciendo su voluntad, dejaríamos de orar por lo que necesitamos y queremos, y no porque dejaríamos de lado quienes somos y lo que queremos, sino que se cumpliría aquella promesa de Mateo 6:33 donde todo lo que anhelamos y mas que eso nos sería dado por añadidura.

Ahora bien, no podemos tener pasión por algo que no conocemos y la verdad es que no concomeos a Dios, aún los que leen la Biblia, la leen con la intención de encontrarse a sí mismos, lejos de pensar en encontrar a Dios.

Pero no se preocupe, por muy fatalista que plantee yo las cosas, no todo está perdido, solo quiero dejar en claro lo delicado y tremendo que está esto.

Para poder ser apasionados por Dios, tenemos que aprender a conocerle y luego sabiendo quien es Él y como es que funciona su corazón, ponernos en sus zapatos y hacer uso de sus recursos para llevar a cabo su obra, aun cuando opinemos diferente o no estemos de acuerdo con aquello que Dios nos pide.

Piénselo de esta manera, Dios habló a Jonás acerca de Nínive, un pueblo pecador destinado a ser destruido por Dios, un pueblo que no sabía de Dios y no tenía interés en Él, pero que Dios tuvo a bien el rescatar, por el puro hecho de que Dios así lo decidió y punto.

Jonás no tenía una buena opinión acerca de los ninivitas, y era de la idea de que debían de ser destruidos a causa de su manera de vivir, hasta que un día Dios vino y le buscó, para darle la instrucción de que fuera a Nínive y les hablara de Dios para que Dios pudiera rescatarles, a lo que Jonás se enojó de gran manera e hizo todo lo contrario a lo que Dios le pidió y caminó en dirección contraria a Nínive.

El alejarse del propósito de Dios no hizo que Jonás se alejara de Dios, no en vano Dios buscó a Jonás para este propósito, y Dios no pretendía convencer a Jonás de que lo que le pedía era bueno, ya que Dios no tiene necesidad de convencer a nadie de sus propósitos, sino que pretendía mostrarle como lo que Dios había sembrado dentro de Jonás tendría un fruto tan grande que pocos se imaginarían y digno de ser contado por la eternidad.

De modo que Dios creó una tormenta para sacudir el barco en el que Jonás viajara y lo orilló a lanzarse del barco para salvar la vida de los que iban en el barco, y ahí es donde entendemos aquello que Jesús dijo “no hay mayor amor que este, que quien da la vida por un amigo”, Jonás sabía que no habrían de naufragar, ya que Dios necesitaba que Jonás hiciera algo, pero quiso evitar el mal rato a los que el acompañaban en el barco, ya que entendía que su desobediencia les estaba causando mal.

Una vez en el agua, Jonás sabía que Dios habría de rescatarle, ya que si fue a buscarle en medio del mar, era porque aún quería usarle, solo que no sabía como era que Dios habría de rescatarlo y cual fue su sorpresa cuando Dios le envió un pez para que le llevara en su vientre hasta tierra firme.

Es cierto que no existe ningún pez debajo del agua que pueda llevar en su vientre a un hombre, pero que emocionante debe de haber sido para Jonás el experimentar que Dios haya alterado a la naturaleza misma, para llevarle a tierra firme a cumplir un propósito, no?

Ahora bien, entendiendo que Dios lejos de enojarse con Jonás a causa de su necedad, le dio enormes muestras de su amor por Él y de la confianza que aún tenía en Jonas, a Jonas no le quedó de otra que llenarse de pasión por aquel Dios que conoció de una nueva manera y fue y expresó esa pasión con los ninivitas.

Esto nos lleva a entender que los ninivitas fueron rescatados por Dios, pero lo que tocó su corazón fue la pasión de Jonás quien insistía en no hacer la voluntad de Dios y Dios no le dio otra alternativa, tal cual sucedía con los ninivitas, quienes no tenían interés en cumplir la voluntad de Dios y trascender en la historia.

Los ninivitas fueron inevitablemente contagiados por la pasión de Jonas y de inmediato estuvieron dispuestos a ayunar y a afligir aun su propio cuerpo en ayuno para hacer las obras agradables a Dios, por tanto, conforme nosotros aprendamos a tener pasión por Dios, nuestro entorno será transformado por esa pasión y habrá muchos a nuestro alrededor quienes vivirán una vida igual de apasionada.

Por tanto, usted debe de decidir si lo que quiere es seguir sobreviviendo en su fe, o impactar al mundo a causa de su conocimiento de Dios y la confianza que Él deposite en usted.

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