Hace un poco mas de 2 años mi estudio bíblico (profundo) se ha limitado al libro de Éxodo, Dios me tiene cautivado en la narración de cómo es que sacó al pueblo de Israel de una esclavitud en la que se metió el mismo (el pueblo de Israel), y de como le liberó de ser un pueblo independiente con consecuencias directas a sus actos aun pueblo dependiente del Dios al que ama.

Antes me preguntaba, como es que los Israelitas pasaron de ser invitados especiales en la tierra de Egipto a ser sus esclavos y a que les trataran como si le debieran algo a los Egipcios, y la respuesta es sencilla, los Israelitas empezaron a tener más contacto con los Egipcios que con su Dios, conocieron más a lo Egipcios que a su Dios y temieron más a los egipcios que a su Dios.

Y esto que le cuento, no es algo ajeno, ni poco común, nos es más fácil relacionarnos con las cosas y las personas que vemos que con el Dios del cual sabemos poco (en general) y no vemos.

Cuando Dios sacó a los Israelitas de Egipto, no solo tuvo que liberarles, sino tuvo que reconstruir su relación con ellos, tuvo que acostumbrarlos a pensar en Él primero y hacerse parte de su vida cotidiana y obviamente, no podía hacerlo solamente por las señales y milagros que hacía, pues corrían el riesgo tener mas relaciones con las señales que veían que con el Dios que estaba detrás de ellas.

Y sigue siendo de la misma manera al día de hoy.

El detalle está en que nos hemos acostumbrado a tener monólogos con Dios, hablamos constantemente con Él, pero por lo general no esperamos una respuesta de su parte, hemos limitado al Dios que todo lo hace por medio de su palabra a solo 3 respuestas: si, no y tengo algo mejor para ti, y hemos dejado de lado que juntamente con la respuesta a nuestras peticiones, Dios tiene los secretos del universo para nosotros y justo eso es lo que sucedió en el desierto durante los 40 años del éxodo a la tierra prometida, Dios enseñó a los Israelitas a escuchar su voz de nuevo, y en eso es en lo que debemos de perseverar.

El mandamiento primero de Dios es amarle por encima de todas las cosas, el capítulo 20 del libro de Éxodo lo describe detalladamente y me emociona al grado que se me eriza la piel cuando habla de ser un Dios celoso, que no está dispuesto a compartirnos con nadie, al grado que el pecado de dejar a Dios de lado y ser independientes de Él tendrá consecuencias y repercusiones hasta la 3ra y 4ta generación, pero que nuestra dependencia de Él trascenderá hasta mil generaciones, así de importante es para Él, que vayamos a su habitación con la intención de escucharle y no solo de pedirle y limitarle a 3 tontas e insuficientes respuestas.

Dios no se anda con rodeos, me fascina leer que aun de nuestros amigos tiene celos, y nos lo recuerda en la cita de hoy, donde nos advierte de no ir a casa de nuestro amigo en el tiempo de aflicción, ya que espera que vayamos primero con Él, ya que nuestro hermano, o nuestro amigo podrán escuchar y a lo mejor aconsejarnos, pero solo Dios puede sanarnos y tocar nuestro corazón al momento de estar herido, dañado, maltratado o afligido.

Sólo Dios puede hacer que nuestras carencias se reviertan al grado que podamos dar cuando pensábamos que necesitábamos más que nunca, sólo Dios puede transformar una debilidad en una fortaleza y sólo Dios puede hacer que donde nunca hubo nada, abunde todo lo bueno, lo agradable y lo perfecto a sus ojos.

Por tanto, Dios puso a nuestros amigos ahí para que practicáramos el como tener una amistad efectiva, pero espera que nuestro mejor amigo, y al que prestemos mayor oído sea Él, antes que otros, para que no dejemos nuestras cargas a otros, sino las pongamos en Él como nos lo indica en su palabra.

Por tanto, la siguiente vez que se sienta afligido, no corra a casa de su amigo, corra a la presencia de Dios, sea restaurado y sanado ahí y posteriormente edifique a su amigo con las buenas nuevas que recibió en la presencia del Todopoderoso y hágale crecer juntamente con usted.

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