Muchas personas preguntan como orar adecuadamente, pues quisieran una fórmula para hacerlo y por medio de ello lograr respuesta de Dios para todo lo que piden, y es justo ahí donde me pregunto, en realidad tienen un anhelo de estar con Dios o solo de recibir de Dios?

Y por favor no entienda que con esto estoy poniendo en tela de juicio su relación con Dios, sino  que a veces pareciera que hay mas interés por las cosas que pedimos que por Dios mismo en sí, no le parece?

Creo que todos pasamos por ello, estamos acostumbrados a tener relaciones de intercambio, donde amamos porque nos sentimos amados, donde damos porque recibimos o sabemos que recibiremos algo a cambio y donde somos buenos, porque esperamos que la bondad nos venga de vuelta, pero pocas veces amamos desinteresadamente.

Y de esa misma manera hacemos con Dios, y quiero entender que esto aumenta cuando decidimos acercarnos a Él, no pasan 5 minutos de que hacemos algo nuevo como leer la Biblia o ir a la iglesia, cuando ya estamos esperando que algo “bueno» nos pase, o ya escuchemos ese famoso “si» a lo que estamos orando o pidiendo, y si no funciona, vamos corriendo a pedir oración de alguien más o nos desesperamos, sin entender que Dios no intercambia nada, Él no participa en ese juego.

Piénselo de esta manera, nosotros no mereceríamos ser parte de su gloria, ya que no somos parte del pueblo de Dios, no somos judíos, lo mas probable es que seamos descendientes de las generaciones de Canaan el hijo de Cam, nieto de Noe, quienes son consecuencia de su pecado y de donde se derivan el resto de las civilizaciones de hombres y mujeres del mundo entero, somos por así decirlo, hijos de desobediencia, no venimos ni de una estirpe fiel, ni nuestras generaciones han pagado el precio de la fidelidad, como para merecer algo.

Sin embargo, Dios decidió adoptarnos, decidió que su casa tenía espacio para todo aquel que decidiera vivir como si fuera hijo y decidiera extender su Reino sobre la tierra, decidió hacer heredero de toda su gloria y todo su Reino a todo aquel que decidiera que su corazón podía ser moldeado a la forma del corazón de un hijo de Dios y por tal no habría diferencia entre el uno y el otro.

Por tanto, el orar adecuadamente, el recibir los beneficios del Reino, no tiene que ver con ser “buenos» y hacer cosas buenas, tiene que ver con el hecho de entendernos como parte de la casa, no solo como coherederos, sino como corresponsables del Reino, y para esto puede haber algunos ajustes en nuestra forma de vivir, ya que tenemos que tener puestos los ojos en la herencia y no en el hoy y en el aquí mismo.

Al ser adoptados, debemos de aprender a vivir de acuerdo a las reglas de la casa, que no tienen que ver con asuntos difíciles ni religiosos, sino con pertenencia, tenemos que cuidar el Reino como propio, a las almas como parte del acervo del Padre y los intereses del Reino de los Cielos y sus efectos por adelante de lo que vemos y lo que tenemos en la tierra.

Y lo mejor de todo, al saber que fuimos adoptados, nos damos cuenta que no solo pasamos a ser parte de una casa a la que no merecíamos pertenecer, sino que fuimos específicamente escogidos, no fue error, no fue casualidad, no fue dioscidencia como muchos dicen, sino que el Padre específicamente nos escogió y envió al Hijo a rescatarnos, solo es cuestión de que nos dejemos adiestrar por el Espíritu Santo a funcionar como hijos legítimos, ya que esa condición adquirimos cuando fuimos lavados por la sangre de Yeshúa (Jesús).

Por tanto, si no sabe como orar, y no sabe como acercarse a Dios, solo le falta el saberse como parte de la casa, cuando se entienda y se comporte como tal, se dará cuenta que el 99% de las cosas por las cuales oraba, son consecuencia del Reino y por tal sus oraciones estaban de sobra.

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