Una de las cosas que no terminamos de entender es que Dios no es solo alguien que nos ama mucho y que esta atento a nuestro llamado para cuando «algo se nos ofrezca», por ello muchas veces lo que oramos pudiera parecer que no tuviera ningún tipo de respuesta.

Y no es que Dios no responda las oraciones de aquellos que no tienen el contacto tan frecuente como quisieran o debieran con El, sino mas bien tiene que ver con el cómo los hace ver esa bendición.

El día de ayer trabajaba en un proyecto y dentro de ese proyecto platicábamos lo importante que es la transmisión del conocimiento dentro del trabajo pero junto con esa transmisión del conocimiento tenía que ir la transmisión de autoridad, lo cual en inglés es conocida como «Empowerment», tras de darle vueltas por un momento, dedujimos que la mejor palabra que describe el término en inglés es la «Facultación», en otras palabras, el dar facultades a una persona para hacer ciertas cosas, a lo que ejemplificaba, que es muy común en mi trabajo el pedirle a los elementos de mi equipo que desarrollen ciertos proyectos y los presenten para su evaluación a los diferentes miembros de la organización en la que trabajamos en mi nombre, es decir, que confío ampliamente en su criterio para representarme y para tomar decisiones como si estuviera yo presente.

Dios pretende hacer precisamente lo mismo con nosotros, por ello es que esta es la era en la que es Dios en su forma de Espíritu Santo quien habita entre nosotros y no Dios Padre, ni Dios Hijo, ya que en los tiempos que ellos habitaban entre nosotros, eran ellos quienes performaban las maravillas y los milagros, pero este tiempo es diferente, este es el tiempo en el que Dios pretende que hagamos como hacen las personas de mi equipo de trabajo, que le conozcamos, que sepamos perfectamente las cosas que si son de El y las que no (como la gente a mi cargo sabe las cosas que me gustan y las que no y el criterio que utilizo para tomar decisiones) y como es que funciona su Reino (el Reino de los Cielos), posteriormente, pone en nosotros el poder para que simplemente por medio de su Espíritu seamos nosotros quienes tomemos las decisiones, declaremos milagros o simplemente invoquemos el nombre de Jesús y cosas asombrosas sucedan.

Esto que le comento no es un proceso fácil, ya que requiere de mucha comunión, entre usted y Dios, como lo requiere entre mi equipo y yo, recuerdo que cuando llegué a la empresa, las personas esperaban largos tiempos para entrar a mi oficina, exponerme las problemáticas y que les diera una solución, el problema es que no estaba yo al 100% al día en como era que se hacían las cosas en la empresa, lo cual podía retardar una decisión hasta por semanas en algunos casos, hoy por hoy, las cosas son distintas, ya que lejos de llegar a mi oficina con simples problemas o dudas, llegan con propuestas, ya que adicional a haber aprendido mi estilo de liderazgo, cada uno de los integrantes del equipo le da su toque personal basado en su experiencia y su propio criterio, velando por los mejores intereses de la empresa para la que trabajamos y tomamos en conjunto las decisiones de manera mas rápida, o en el mejor de los casos solo me informan en que parte del proceso se encuentran y las decisiones que han tomado.

Por tanto, si usted es de las personas que esta esperando aquella respuesta de Dios que pareciera no llegar, le puede estar pasando una de 2 cosas, o bien lo que esta pidiendo en lo específico no es parte de la voluntad de Dios, o Dios esta esperando a que su participación en el proceso sea activa y no pasiva, que deje de ser un niño espiritual y empiece a crecer y a usar a ese Espíritu Santo que nos dejó, que no actúa por si solo, sino por medio de nosotros.

Dios no solo es un Dios que quiera darnos cosas buenas en forma de bendiciones, El quiere darnos identidad, así como las personas de mi equipo de trabajo toman mi identidad al poder hablar y decidir en mi nombre, así podemos hacer con Dios, note como en la cita de hoy ejemplifica precisamente eso, como es que Jesús hacía cosas en nombre de su Padre (Dios) y como estas cosas hablaban de el, así podemos hacer nosotros, hemos sido llamados a ser imitadores de Cristo y nos ha sido dicho que no hay nombre mas alto y mas poderoso que el nombre de Jesús, de manera que si hacemos las cosas en su nombre (note que use la palabra «hacemos», no «esperamos»), nos será concedido todos aquellos anhelos de nuestro corazón, obvio, siempre y cuando no vayan en contra de los principios de la Biblia y la voluntad de Dios.

Si por alguna razón usted nunca ha entregado su vida a Jesús y no dimensiona como es que Dios puede hacer una diferencia en su vida, éste es el mejor momento para hacerlo, es tan sencillo como hacer una pequeña oración en la que se declare hijo de Dios y permita que El sea su Señor y Salvador, aprenda que aunque Jesús a pesar de haber muerto y resucitado por todos nosotros, solo puede hacer efecto en nuestras vidas en el momento que le reconocemos en nuestro corazón y nazcamos de nuevo (espiritualmente) y seamos hechos hijos por adopción.

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