Es impresionante darnos cuenta de el mundo acelerado en el que vivimos, cada día mas se nos dan las cosas «express» y una de ellas es el amor, las personas cada vez mas dicen amar a la persona que ocupa sus afectos siendo que en la mayoría de los casos ni siquiera la conocen adecuadamente.

La televisión, el cine y los medios masivos son aquellos que nos llenan de ideas y de ejemplos en donde vemos a personas que por el puro hecho de verse y pasar unas cuantas horas intensas juntos, son capaces de amarse para «toda la vida» o al menos así nos lo hacen entender y lo mas delicado del asunto es que en la mayoría de las ocasiones, así lo queremos creer, a lo mejor por la ilusión de encontrar algo especial con alguien o que se yo.

De la misma manera que solemos dejarnos llevar por la emoción y asegurar que amamos a alguien muchas veces sin conocerle, también así solemos hacer con Dios, hay personas a las que no conocemos y no sabemos mucho de ellas, mas por el simple hecho de pasar un rato agradable con esa persona o llevar una rutina de pasar tiempo juntos en los que no mostramos mas que nuestro «lado amable», nos dejamos llevar y por el miedo a que se pudiera acabar el idilio o con las ganas de acelerarlo, nos aceleramos y le decimos «te amo», a Dios se la aplicamos de la misma manera, todos suponemos que Dios es bueno, que nos ama, que tiene cosas buenas para nosotros y por ende le tenemos que amar o simplemente decimos «te amo» por conveniencia y por comodidad, pero en realidad no sabemos quien es Dios y no sabemos porque le podemos o debemos de amar.

Mi punto el día de hoy tiene que ver no con el desconocimiento de las personas a las que amamos, ni con el hecho de que a Dios no le amamos porque no le conocemos, sino a la ligereza de que las palabras fluyan de nuestras bocas y como decimos cosas que tienen una gran implicación y no tienen un respaldo de acciones que sustenten nuestras palabras.

El amar es una decisión y no un sentimiento, es decir, no podemos ni debemos creo yo el involucrarnos en ninguna relación, incluyendo con Dios, basados en una emoción, a todos nos es mas fácil amar cuando estamos emocionados o bien nos encontramos en la famosa etapa del «enamoramiento» el cual es causado en la mayoría de las ocasiones con algo que esa persona objeto de nuestro enamoramiento, hizo por nosotros, es decir, nuestro enamoramiento tiene mas que ver con la otra persona, que con el hecho de que hayamos tomado la decisión de amar.

A mi me emociona como es que Dios nos ama, El, nos creó imperfectos y con toda la certeza de que le fallaríamos, sabiendo que nuestra naturaleza nos llevaría a pecar, de hecho, antes de crearnos, ya había planeado y designado lo que sucedería en la cruz miles de años después, y a pesar de que (me imagino yo) superamos las expectativas de pecado y de mal que cometeríamos, tomó la decisión de seguirnos amando, de rescatarnos en la cruz y hacer todo lo posible, para que lleguemos junto con El a la vida eterna, esto no me deja mas que atónito! que manera de amar!.

Yo siempre he tenido la idea de que para amar a alguien deberíamos de ser antes que nada fatalistas!, es decir, pensar o plantear los peores escenarios de esa persona objeto de nuestros afectos y después de eso decidir si somos capaces de tomar la decisión de amarle y no me lo tome a mal, no es algo que haga y me siente por horas a pensar mal de una persona, sino es una decisión que voy replanteando y afirmando día a día conforme conozco mas a esa persona que será mi amiga o lo que sea que este desarrollándose.

La cita de hoy nos recuerda acerca de nuestra manera de amar, nos enseña que el amar es mas que una palabra o una frase linda, sino que es algo que va respaldado con hechos y con verdad, es decir honestidad, que mejor fundamento para una relación a largo plazo, no lo cree?.

Por tanto piénselo bien, si decide amar a alguien, que tanto esta dispuesto a hacer por ese alguien?, o bien si dice amar a Dios, que tanto esta dispuesto a hacer por El?, la decisión la irá tomando todos los días conforme vaya conociendo mas a esa persona o a Dios según sea el caso, pero es un hecho que será incapaz de cometer ningún acto de amor, sin conocimiento de esa persona o de Dios y la decisión que le acompaña de seguir adelante.

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