Habemos personas que nos decimos perfeccionistas y que nos gusta cuidar los detalles de todo lo que hacemos, ya que una vez que esté hecho, no debe de notarse ni un pequeño error en aquello que llevamos a cabo, aunque esto en ocasiones nos puede llevar a situaciones en las que las decisiones que tomemos o la ejecución de aquello que estamos haciendo lleve tiempo, mucho mas tiempo del que era prudente o necesario, de hecho por bien hecho que esté, si esta fuera de tiempo, no tiene el mismo poder y efecto.

Así hacemos también en ocasiones con nuestras vidas, cuidamos los detalles y queremos que a ojos de quienes nos observan sean perfectas, que todo mundo las admire y nos tenga en un buen concepto, que seamos «ejemplares» ante los demás y que pareciera que todo lo podemos, le ha sucedido?

De hecho esto es muy interesante, porque por mas que nos esforcemos, y por mas que hagamos, a veces en vez de disfrutar esa vida aparente, estamos todo el tiempo con el alma en un hilo, ya que pareciera que alguien tendría solo que indagar un poco y observar detenidamente para ver la realidad detrás de la pantalla que estamos montando y darse cuenta que no tenemos esa vida que queremos proyectar a los demás, sino que somos igual que el promedio, simplemente seres falibles que cometen errores, errores que se pueden hacer grandes por el hecho de quererlos ocultar tras nuestra pretensión de ser lo contrario.

Existe una manera de ser infalibles, existe una manera de jamás cometer errores, existe una manera en la cual los demás nos vean y no solo admiren lo que somos, sino que también anhelen ser como nosotros, solo que el secreto está en que el esfuerzo de ser esa persona no consiste en nosotros, sino en el hecho de bajar la guardia, de enfocar nuestra atención en el único que si es perfecto y permitir que haga su obra en nosotros.

Esa es la asombrosa diferencia entre el mundo que conocemos y el mundo espiritual, en nuestro mundo hay un orden el cual dice que si nos esforzamos mucho, obtendremos mucho, y si no, pues no, y si de alguna manera obtenemos mucho y no nos hemos esforzado por ello, es mera suerte o casualidad, pero en el Reino de los Cielos, que por cierto que es aquel del cual venimos y al cual pertenecemos, no es así, en aquel Reino, somos representantes del Dios todopoderoso y por tanto no solo manifestamos su perfección, sino también su poder, lo único que tenemos que hacer es preparar nuestro corazón y limpiarlo de cualquier cosa que estorbe a que la perfección de Dios se refleje en El.

Cuando digo «se refleje», me refiero a que jamás seremos perfectos e infalibles por nosotros y como por nuestra naturaleza corremos el riesgo de envanecernos, Dios se ha asegurado de ponérnosla fácil, nuestra vida de perfección, de buen testimonio y llena de bondades, no es otra cosa que el reflejo de su gloria en nosotros, por tanto tenemos que cuidar el mantenernos limpios de acuerdo al estándar de Dios para que le podamos reflejar.

Por tanto la cita de hoy, no es otra cosa que una garantía de lo que le acabo de mencionar, nos asegura que el único esfuerzo que tenemos que realizar es el esfuerzo por controlarnos y no meter la mano, sino darle paso al que si puede, al que todo lo puede y que solo por nuestra obediencia de «mantenernos quietos», hará todo como si nos hubiéramos esforzado de gran manera, para que los que no le conocen nos volteen a ver y aspiren a lo mismo.

En esta mañana le quiero invitar a lo siguiente, haga un análisis de su vida y reconozca aquellas cosas por las que se esta esforzando y en las que pareciera que no avanza, tome un tiempo y reconozca delante de Dios que no puede con esta situación y entréguela en manos de Dios, pero ojo, el entregarla es prácticamente olvidarse de ella, con la firme disposición de que Dios obre en ella y sin sugerirle como lo haga, y vea como El con su poder puesto en usted por medio de su rendición a El, hará no solo que le ha puesto enfrente, sino lo ha superado con excelencia, para dar testimonio del Dios vivo que es y el gran poder que derrama en nosotros a causa de su amor por usted y por mi.

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