Ayer tuve me fue recordado algo que le quiero compartir, pase un largo rato reflexionando acerca de ser oveja…
Todos hemos leído el salmo 23, o si no, la gran mayoría, todos hemos dicho en alguna ocasión «Dios es mi Pastor», pero por lo general nos referimos a sentirnos protegidos y cuidados por Dios y no en si por su papel de Pastor, ni el nuestro de ovejas.
Cada Pastor tiene un objetivo en específico, el cuidar a sus ovejas, pero esto es con 3 motivos, por un lado proveer de lana que sirva para abrigar a otros, carne que alimente a otros y hacer que las ovejas se multipliquen para que sigan haciendo las otras 2 funciones.
Si una oveja se desvía del camino y se aparta del grupo, sucederá que andará vagando y probablemente no se alimentará bien, muy probablemente eche a perder su lana ya que esta estará llena de espinas.
Si la oveja tarda en regresar al camino, corre el riesgo de ser atacada por los lobos y si estos la devoran, su carne no será mas que destazada y desperdiciada.
Por tanto es la preocupación del Pastor el cuidar de sus ovejas, para que su lana sea tersa, y pueda proveer de calor y abrigo a quienes la necesitan, y de buen alimento a quienes tienen hambre, en otras palabras, Dios nos cuida, obviamente para nuestro beneficio y bendición, pero a su vez usa nuestra lana, es decir, aquello que se ve a nuestro exterior, para infundir calor y aliento a aquellos que lo necesitan, necesita que su cuidado en nosotros se note, para que otros se decidan acercar e incluso reciban consuelo y esperanza al ver nuestra vida, si nos alejamos de Dios y permitimos que nuestra lana se llene de espinos, no será agradable a nadie, y quien la reciba correrá el riesgo de ser lastimada por las consecuencias de nuestro caminar, también, si nos desviamos, nuestra carne será destazada y desperdiciada, es decir, no importa cuanto nos hayamos esforzado y cuantos frutos buenos hayamos dado, al apartarnos del camino y ser encontrados y exhibidos, sin alguien quien abogue por nosotros (nuestro Pastor), toda nuestra vida no será mas que desperdicio, ya que nadie recordará ni será inspirado por lo bueno que pudimos haber hecho, solo recordarán el hecho de que fuimos muertos lejos del camino y del rebaño.
Dios nos invita a ser pastoreados, y sabe que al hacerlo, corremos el riesgo de distraernos y a lo mejor de salirnos un poco del camino, pero si atendemos a su llamado, andaremos siempre en bendición y podremos cumplir nuestra función de abrigar y alimentar a los demás por medio del propósito de nuestra vida.
De hecho, cuando nos desviamos y regresamos al redil, Dios no es capaz de estar enojado con nosotros, ya que cada vez que permitimos que sea El quien remueva los espinos de nuestra lana y que sea El quien se asegure de que nos alimentemos adecuadamente, ayudamos a su propósito, de manera que el atender a su llamado a regresar al camino, no es otra cosa mas que motivo de alegría y celebración.
Es mi invitación esta mañana, a que si por algún motivo no ha decidido regresar al buen camino por miedo a una represalia de Dios, solo piense que el es el buen Pastor, que anhela limpiar su lana y alimentar su carne para así cumplir su propósito y además le recibirá con brazos abiertos.