Estamos en el último día del 2010, y para muchos es un día especial, ya que al voltear hacia atrás se dan cuenta que hay mucho que agradecer por lo que sucedió en el 2010, otros se dan cuenta que hay mucho por corregir o cambiar, así como hay otros que tienen grandes esperanzas y expectativas para el 2011, sueños incluso.
Por lo general me considero un apático para las celebraciones como la navidad y fechas relacionadas, así como el fin de año y no es que solo sea porque son efecto de la mercadotecnia, sino que son una excelente oportunidad para engañarnos a nosotros mismos y para contarnos mentiras sobre cosas que no sucederán.
Hace unos días le hablaba sobre la realidad de los famosos «propósitos de año nuevo», y de como postergamos decisiones a los cierres de ciclos y luego queremos cambiar tantas cosas juntas que nos abrumamos y no hacemos ninguna de ellas, en vez de simplemente tomar decisiones en el momento que nos dimos cuenta de que hay que cambiarlo y hacer un cambio a la vez, pero hacerlo permanente.
Hay quienes ahora mismo están concentrados en las cosas que quieren para el año entrante y se mantienen ocupados orando por ellas, lamentablemente muchas de esas oraciones son las mismas del año pasado y el antepasado, cosas que nos propusimos y no hicimos o cosas que pedimos que no se han cumplido, lo interesante del asunto es que no porque cambiemos de año, las cosas van a ser diferentes.
Dios nos explica en la Biblia, que nos creó antes de la creación del mundo, y desde ese entonces nos puso nombre y diseño las bendiciones con las que habría de favorecernos, por tanto, lo que hemos de recibir ya esta preparado para nosotros, ahora solo falta que nos demos a la tarea de prepararnos para recibirlo.
La Biblia también nos habla de que no recibiremos carga mas pesada de lo que podamos soportar, y esto no aplica solo para la aflicción, sino para lo bueno también, no recibiremos bendición mas grande de la que podamos administrar, y disfrutar adecuadamente, por ello es que muchas cosas no hemos recibido ya que no estamos preparados para ello.
Por tanto, ¿cual es la verdadera diferencia entre el 2010 y el 2011?, en realidad usted cambiará y será otro el día de mañana? o el día después, o simplemente esperará a que sea la siguiente festividad para que se le pase la emoción del cambio de año y se alimentará del espíritu de esa festividad?.
La cita de hoy nos habla de que Jesús no cambia, El fue, es y será siempre el mismo, las bendiciones que ya diseñó para nosotros, no cambiarán ni le podremos hacer «manita de puerco» para que así sea, y la Biblia nos habla de que tenemos que ser imitadores de Cristo, es decir, que tenemos que ser siempre los mismos, así que no seremos cambiados ni cambiaremos porque cambia el año, si podemos cambiar nuestros hábitos, y hacer que nuestra alma prospere de manera que estemos preparados para recibir esa bendición que ya esta lista para nosotros y evitar hacer como muchos que mueren esperando la bendición que nunca llegó porque nunca estuvieron preparados para recibirla.
Mi invitación de este día es a que reflexione sobre ello, dese cuenta que no por pasar de un año a otro las cosas cambiarán como por arte de magia, y que Dios no tiene cosas distintas para el año que viene, somos los mismos este y el año que viene, pero si podemos ser transformados por El si lo decidimos y no depende de un comienzo o el término de un ciclo, sino que puede y debe de ser un efecto constante en nuestra vida.
Dios nos enseñó esto hace miles de años y espera que seamos bendecidos, pero solo hasta que conozcamos como es El, es que sabremos y podremos disfrutar de esa bendición que nos preparó, sería interesante que pasáramos mas tiempo en intimidad con Dios para que nos revele eso que ya dispuso para nosotros de manera que podamos enfocarnos de manera constante en ello y perseverar hasta que se haya cumplido, no lo cree?