Hace algún tiempo entre a trabajar en un grupo hotelero con base en Monterrey, me habían contratado para abrir un hotel en el área del bajío en México y fue una experiencia muy agradable, por la naturaleza de mi trabajo me toco trabajar muy de cerca con el corporativo y conocí a Clara, o Clarita como muchos la llamábamos, quien era la persona que del área de publicidad en el corporativo, siempre ha sido muy fácil tener entablar una amistad con ella y por ende muchos la llamamos de diferentes maneras, Clara, Clarita, Clariux y que se yo que mas variaciones de su nombre, y todos pensábamos que era normal y agradable hacerlo así.

Un par de años después, el corporativo decidió juntar al personal directivo de los hoteles del grupo en una «convención anual» y como es costumbre en ese tipo de reuniones vinieron expositores que nos hacían todo tipo de dinámicas, no le miento si le digo que recuerdo exactamente de que se trato la dinámica en la que participamos, pero creo que trataba de decir cosas de nosotros que nadie mas conocía, y en esa dinámica le toco participar a Clarita, la cual nos dejo sorprendidos a todos ya que ninguno de nosotros esperaba escuchar lo que dijo, ya que dijo algo así como: «algo que nadie sabe de mi es que no me gusta que me digan Clarita, en realidad me gusta que me llamen Paulina que es mi segundo nombre».

Aun puedo recordar la sensación que sentí ese día y las caras de las personas alrededor mío…, todos teníamos y tenemos mucho afecto por ella y sentíamos que «Clarita» era una manera de expresar ese afecto hacia ella, siendo que en realidad ella no lo percibía de esa manera, de manera que hoy, aun años después, cada vez que le llamo o le escribo trato de hacerlo con su segundo nombre con la intención de expresar mi afecto y mi respeto hacia ella, ya que es como ella quiere que le llamemos.

En nuestra relación con Dios no es distinto, nosotros queremos demostrarle a Dios nuestro afecto y tratamos de hacerlo «a nuestra manera», o como nosotros entendemos, tratamos de intimidar con El, y queremos demostrarlo dándole nombres tiernos según nuestro entender, como «Diosito»‘, Chuy» o que se yo, pero pocas veces nos hemos preguntado como es que Dios espera o anhela que le llamemos.

Afortunadamente para eso esta la Biblia, que nos enseña y nos deja saber que es lo que Dios espera de nosotros o como nos ayuda a dirigirnos a El adecuadamente, sabia usted que la mejor manera de dirigirse a Dios en intimidad es «Abba»?

No tengo idea si «Abba» tenga una traducción literal, pero si significa algo similar a «Papito» e incluso el mismo Jesús al estar en el huerto de Getsemaní antes de ser aprendido por los soldados, clamo al Padre y le decía «Abba» en intimidad.

Considero que al igual que quienes tuvimos que hacer un cambio de habito para dirigirnos a Paulina con la intención de hacerle notar nuestro afecto y respeto, de la misma manera debemos hacer con Dios y experimentar esa verdadera intimidad con El, para que podamos así confiadamente ir delante de su presencia y decirle «Abba» y acurrucarnos en sus brazos.

Es mi oración que usted encuentre ese lugar en intimidad con Dios y pueda disfrutar de su presencia, de su amor, de su perdón y su gracia, al grado que desde el fondo de su corazón salga un tierno «Abba» que demuestre todo su amor y su respeto hacia el Padre.

No quiero dejar de aclarar que esta no es la única manera de llamarle, pero se lo comparto como un tip, para que asegure estar delante de El y poder entrar confiado a su presencia con la conciencia de que esta siendo y diciendo cosas agradables delante de El.

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