Hace unos días vino a mi memoria una historia que escuche cuando estaba en la escuela primaria, en aquel tiempo impacto grandemente mi vida, al grado que no la he olvidado jamás, y se trata de lo siguiente:
Había un hombre inmensamente rico que tenia dos hijos, los amaba de gran manera y tenia grandes esperanzas para sus vidas, pero llego el día en que había que repartirles su heredad, de manera que puso en manos de uno de ellos todas sus riquezas, y en manos del otro una pila de pieles de bueyes, ante el asombro de su hijo, le dijo: eres el hijo al que mas amo, por tanto, todo los que ocupan estas pieles será puesto en tus manos, el hijo fuera de disgustarse, fue inteligente y tomo una navaja y empezó a cortar las pieles, hizo de cada una de ellas una tira larga y delgada y unió cada una por su extremo, cuando termino la tira de piel media miles de metros, de manera que la empezó a extender por el suelo hasta que hizo un grande circulo y dentro de el fundo una ciudad, ya que todo lo que estaba dentro de el circulo le fue entregado por su Padre, la ciudad permanece en pie hasta el día de hoy.
La Biblia nos enseña que Dios anhela habitar dentro de nuestro corazón y recuerdo que cuando era pequeño me fue enseñado en alguna ilustración como nuestros corazones tienen una puerta y detrás de esa puerta hay un pequeño trono y ese es el lugar que Dios pretende ocupar, lo cual es cierto en parte, ya que es cierto que Dios quiere habitar en ese lugar especial en nuestro corazón, pero no entiendo como es que pretendemos que un Dios tan grande y capaz de crear el universo quepa en un corazón tan pequeño (según los que saben del tamaño de nuestro puño cerrado), lo mas interesante es que todos en alguna ocasión hemos visualizado esa escena en la que Dios habita dentro de nuestro corazón y lo vemos todo en pequeño.
Yo no se usted, pero mi Dios (el de la Biblia) es un Dios grande, con grandes proezas, con milagros espectaculares, con dones que pone en mis manos para darle gloria con cada uno de ellos, que en definitiva no cabria en un corazón tan pequeño como el mío, pero que si tal vez tomara ese corazón e hiciera como el hijo de la historia del principio, y lo cortara en una larga tira que formara un gran circulo, y dentro de el estableciera un lugar grande y majestuoso como mi Dios merece, lograre que no solo ese Dios admirable habite, sino junto con El todos sus beneficios, ¿no lo cree?.
Le invito en este día a que reflexione sobre ello, no se quede con el Dios pequeño que tiene efectos pequeños en su vida, dese cuenta que el corazón que Dios nos dio, es mas grande y tiene mas grandes dimensiones de lo que imaginamos, es decir, somos capaces de amar mas allá de lo que imaginamos, somos capaces de dar mas allá de lo que tenemos y somos capaces de creer mas allá de lo que vemos, ya que si hacemos lugar en nuestro corazón para ese Dios que es mas grande que el universo mismo, no habrá dentro de el (nuestro corazón), nada que sea imposible, ¿que le parece?