Una de las cosas que mas disfruto acerca de mi vida en Cristo, es que cada día puedo distinguir mas la intervención de la mano de Dios en las cosas cotidianas que me rodean, pero a su vez también puedo distinguir mas la mano de nuestro enemigo (Satanás, el chamucho o como le quiera llamar) y veo como estas nos desvían sutilmente de nuestro verdadero propósito y potencial.
Hoy en día están muy de moda las cosas que tienen que ver con el «yo», es decir, cada día mas las tendencias están enfocadas en consentirnos, en conocernos, en identificarnos y cada vez menos en el verdadero propósito de la vida que es Dios.
No crea por favor que me quiero poner pesado, para nada, pero tenemos que entender que tenemos un propósito en esta tierra (Marcos 16:15-19), es decir, hemos sido creados con un propósito, ese propósito es primeramente Cristo y segundamente los demás, es decir nos debemos a todo menos a nosotros, el yo estará resuelto, en el momento que hagamos lo que debemos, nos viene por promesa (Mateo 6:33), pero ciertamente es difícil de entender ya que nuestra cultura actual nos dice todo lo contrario y claro!, como nuestra carne no va a querer que nos dediquemos a nosotros mismos, es padrísimo!.
En lo personal soy un fanático de los masajes, es uno de los mejores y mas cotizados «lujitos» que me puedo dar, no hay nada mas relajante que eso!, pero no es cierto que un par de técnicas bien aplicadas sobre mis músculos tensos resuelvan los problemas que los ocasionaron, así como tampoco es funcional que un psicólogo o terapeuta nos diga las realidades y las dimensiones del yo y como debemos de arreglar los asuntos con nosotros mismos, de hecho, últimamente escucho mucho eso de que hay que enfrentarnos con el «yo» para identificar quienes somos, que engaño!.
Cuando nos encontramos con el yo mismo, vemos nuestra realidad terrenal tan clara que no alcanzamos a ver nuestra realidad espiritual, es decir, cuando nos enfrentamos con nosotros mismos, nos damos cuenta de que 2 mas 2 es verdaderamente 4 de acuerdo a las matemáticas de los hombres y no nos damos cuenta que las matemáticas celestiales son completamente distintas.
La cita de hoy, habla acerca de David el rey, quien mando hacer un censo para identificar la fortaleza de su pueblo, de cierta manera (opino yo) lo hizo con el afán de enorgullecerse del tamaño y poderío de su reino, pero no se dio cuenta que al saber el numero exacto de aquellos con los que contaba, solo hacia matemáticas terrenales y su alcance se limitaría a los resultados del censo, sin tomar en cuenta que Dios tenia un potencial mucho mayor para el, por ello Dios se molesto acerca de aquel censo, ya que era la mano de Satanás interviniendo en el propósito de David.
No me malinterprete, los censos no son malos, de hecho es una costumbre de los gobiernos actuales, pero cuando hacemos censos personales y nos enfrentamos con el «yo» y dimensionamos nuestras fuerzas, capacidades y realidades, nos limitamos a nuestra naturaleza humana y dejamos de lado nuestra naturaleza y alcance espiritual.
Mi invitación el día de hoy, es a que haga las cosas de acuerdo a como Dios nos envió a hacerlas, si quiere usted conocerse a si mismo, no vaya al espejo, ni al psicólogo, menos a la opinión de otros, vaya directamente a la fuente de la sabiduría y al manual que habla de sus capacidades reales, vaya a la biblia, le garantizo que entre mas la lea, mas se dará cuenta que tiene que ver con usted y conocerá características de usted mismo, que no dependen de usted pero que le hacen grande por su semejanza con Cristo.