Hay para quienes hablar de Dios nunca sale bien, ya que siempre habrá discordia, y tienen hasta cierto punto razón ya que por lo general solemos hablar de lo que nosotros pensamos de Dios y pocas veces de lo que Dios realmente es, creo haberlo mencionado ya un par de veces que solemos tener la idea de que Dios es como nosotros y no el hecho de que podemos imitar a Dios (a Jesús en especifico) con la idea de parecernos cada día mas a El y hacer como dice la palabra, para cumplir el hecho de haber sido creados a imagen y semejanza suya.

Por tanto en el pensar de quien y que es Dios, nos vamos haciendo una idea que dista de El, ya que aunque hablamos de El, poco recurrimos a su palabra y menos recurrimos a El para preguntar que es lo que El puede ser o lo que puede esperar de nosotros, espero explicarme.

Es precisamente de esta manera que suceden las religiones, es decir un conjunto de pensamientos, creencias y actividades relacionadas con nuestro pensar acerca de Dios, y no muchas veces de Dios mismo, de hecho si usted lo nota, las diferencias radiales entre una religión y otra, es fundamentalmente acerca de cosas que no vienen escritas en la biblia, es decir cosas que unos y otros «piensan a cerca de Dios», pero que poco tienen que ver con Dios en si.

Pero no es exactamente ahí a donde quiero llegar esta mañana, sino al efecto de las religiones mismas, las religiones tienen que ver con reglas, es decir, para pertenecer a un grupo religioso, tenemos que cumplir con ciertas reglas, tenemos que ser parte de las actividades de ese grupo para poder identificarnos como tales y seguir sus costumbres.

Las religiones están llenas de palabras y estas palabras pueden herir en ocasiones, ya que estas palabras vienen muchas veces (ojo no siempre pero muy comúnmente si) de cosas que sabemos que son parte de nuestra costumbre y las reglas que seguimos, pero por no de algo que entendamos, realmente practiquemos o que apliquemos a nuestra vida, por tanto traen condenación y dolor, hace que quienes son sometidos bajo el efecto de esas palabras o reglas se sientan atacados o dolidos por ello.

Dios tiene reglas, pero cada una de sus reglas, y lineamientos son reglas y lineamientos de vida, es decir, todo lo que viene de Dios, tiene el objetivo de preservar nuestra vida terrenal, pero mas importante que cualquier otra cosa, tiene la intención de preservar nuestra vida eterna, mas a diferencia de las reglas que no entendemos de las religiones, las cosas que vienen de Dios siempre tienen una explicación y la aclaración de una intención,  es decir siempre nos revelara la intención eterna de lo que nos pide que hagamos o dejemos de hacer, nos revelara también el efecto eterno de lo bueno o malo que hagamos.

El pasaje de hoy me anima, ya que aclara la diferencia entre las palabras o reglas de una religión, que si no tienen el respaldo de Dios, la intención eterna o el conocimiento adecuado, pueden ser como golpes de espada y no creo conocer algún golpe de espada que sea bueno, pero hay quienes acompañan sus palabras del Espíritu de Dios (para recibir ese Espíritu hay que hacer «esa» oración) y muy probablemente no sean «lindas» en todas las ocasiones, sino como lo ilustra la cita de hoy, serán palabras de medicina.

La medicina no siempre es agradable, pero siempre es buena, es decir, el sabor de lo que nos diga Dios, puede llegar a incomodarnos, pero siempre nos dará un buen resultado y nos hará sentir cómodos y renovados con el hecho de haber cumplido lo que es mas que otra cosa para nuestro beneficio.

Esta mañana le quiero invitar a lo siguiente, medite en aquellas cosas que le incomodan o con las que no esta dispuesto a cumplir con su religión, llévelas a oración y si quiere «googleelas» o investígelas en sitios como www.biblegateway.com«, entérese cuales de esas cosas tienen que ver verdaderamente con Dios y cuales tienen que ver con la religión, entienda el propósito eterno de cada una de ellas, y no se preocupe ni se sienta mal si no esta dispuesto a hacer las cosas que sabe que vienen de Dios, póngalas delante de El, póngalas en oración, sea honesto con Dios, confiésele que no esta dispuesto a hacer «x» o «y» cosa y una vez que lo haya hecho descanse en El, El es un perfecto caballero, jamás le obligara a nada que usted no desee hacer o no este convencido, lo que si es que El trabajara en su corazón por el puro hecho de ponerlo delante de El y haber sido honesto.

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