Existen muchos malos hábitos, algunos son físicos, otros son simplemente mentales, unos tienen impacto a largo plazo y otros pueden incluso acabar con nuestras vidas, pero hay un habito que no acabara con nuestra vida, pero que si puede hacer de nuestra vida, una vida miserable si le damos oportunidad de estacionarse en nosotros, ese es el habito de hacer comparaciones.

Las comparaciones no son buenas, ya que no las sabemos manejar y no sabemos hacer diferencia entre lo bueno y lo malo, desafortunadamente por medio de las comparaciones llegamos incluso a demeritar la calidad humana, moral o espiritual de los demás o de nosotros mismos.

Y en especifico le quiero hablar de las comparaciones espirituales, ya que con la existencia de las religiones es cada vez mas notorio el hecho de que las personas se comparan y tratan de evaluar quien es mejor que el otro por medio de la religión que pertenecen, sin tomar en cuenta que la intención original era Dios y termina siendo una competencia entre las personas, lo triste es que corre el riesgo que se lastimen los unos a los otros y no terminen siendo ni mejores ni peores, sino simplemente confundidos y engañados.

Las comparaciones nos estancan y no nos dejan avanzar, ya que tendemos a detener nuestro avance para estarlas haciendo, y le quiero mencionar un ejemplo que ayer vino a mi mente y que me impacto de gran manera.

Hay personas que demoran años en crecer espiritualmente ya que están todo el tiempo midiendo donde estaban antes y donde están ahora, es decir, están haciendo la peor de las comparaciones, la de ellos para consigo mismos, que gran perdida de tiempo!.

Es muy común que cuando nos acercamos a Dios, vemos nuestra realidad, la cual en muchos casos no es buena, y tomamos esa realidad como punto de partida y tratamos de comenzar desde ahí, el problema es que siempre volteamos hacia atrás a ver como estábamos y lo comparamos para ver como es que estamos ahora como si pudiéramos medir nuestro crecimiento!, pero como medimos algo que realmente no podemos ver?.

Un buen ejemplo de este tipo de comparaciones son las personas que dejan de consumir alcohol y drogas, hay un programa o metodología que se llama «un día a la vez» el cual para nada voy a criticar, sino lo voy a usar para respaldar mi comentario, según entiendo este programa trata de que las personas que deciden dejar de consumir alcohol o drogas se esfuerzan cada día por dejar su vicio y lo hacen un día a la vez, lo cual es genial, lo malo es que todo el tiempo se están comparando con la persona que eran antes, es decir siempre están volteando hacia atrás y no hacia adelante lo cual hace su caminar aun mas difícil.

Hay un ejemplo muy claro en la biblia acerca de esto, es en el tiempo de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Lot y su mujer fueron rescatados por Dios de la destrucción de las ciudades y les envió un aviso para que dejaran la ciudad antes de que fueran destruidos junto con ella, con la condición de que no voltearan atrás a ver la ciudad siendo destruida, esto fue muy difícil para la mujer de Lot, ya que no pudo evitar el compararse con las personas de la ciudad y se creyó mejor que ellas, y tal vez lo era, pero hubiera sido mas fácil disfrutar su salvación que demeritar a quienes se consumían en el fuego de su pecado, así que no resistió mas, y volteo hacia atrás y se convirtió en estatua de sal, de manera que no pudo avanzar mas.

Las comparaciones pueden hacer que dejemos de avanzar, ya que podemos enfocarnos en quienes éramos antes en vez de ver quienes podemos ser mañana, de hecho menciono el ejemplo de los alcohólicos, ya que siempre están pensando en el ayer como algo malo, en vez de tener la oportunidad de pensar hacia atrás como lo dice el salmo donde el bien y la misericordia nos siguen día a día (Salmos 23:6), es decir que en vez de contar los días sin pecar o de «crecimiento», sumemos los favores y reconozcamos que no fuimos nosotros los que crecimos, sino Dios que nos dio la oportunidad de hacerlo, así podremos seguir avanzando, creciendo y desarrollándonos, sin tener que compararnos con quienes éramos, es mas!, quien nos dio derecho de hacerlo?.

La biblia nos enseña que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana, por tanto no podemos sumar los días y voltear hacia atrás, ya que cada día fue una victoria diferente (note que no dije una lucha diferente, ya que es distinto), una victoria en la que Dios hizo algo distinto en nosotros (cuando se lo permitimos) para asegurar nuestro crecimiento hacia la estatura de Cristo.

Este viernes le quiero dejar tarea, medite este fin de semana acerca de eso, deje de pensar en quien era antes, y en quien quiere ser mañana, ya que en su afán de medir su crecimiento o su avance, se convierta en una estatua de sal y no pueda avanzar mas, mejor, sume las misericordias de Dios, acuérdese de ellas, de gloria a Dios por cada una de ellas y mire siempre hacia delante, y nunca hacia atrás.

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