Uno de los males mas evidentes en estos días es el juicio, cada día más y más tendemos a juzgar a las personas alrededor de nosotros y no con el fin de ocuparnos de sus vidas sino de justificar las nuestras, es decir, no nos importa realmente lo que hacen los demás, sino que nos importa que comparando lo que otros hacen, no importa que tan mal estemos, ellos están peor que nosotros, le ha pasado?, yo lo veo todo el tiempo.

Un ejemplo muy claro de este tipo de situaciones es la política, cuando 2 o más candidatos están en campaña, es impresionante que solo están buscando los detalles y el pasado de sus opositores para exhibirlos y hacerlos quedar mal, en vez de buscar cosas buenas de si mismos para asegurar la confianza de sus posibles votantes.

Esta mañana al revisar mi twitter vi que hay un periodista que tiene tiempo insistiendo en eliminar de la cámara de diputados federales los lugares plurinominales y me asombra la cantidad de tiempo y esfuerzo que invierte en ello, todo pareciera que se ha vuelto en una lucha personal en la que pretende involucrar a tantas personas como pueda, y en parte tiene razón, ya que desafortunadamente las personas que llegan a esas posiciones en ocasiones no son las adecuadas, la pregunta es si esta persona logrará su cometido y después de eso que sucederá?, en que invertirá ese tiempo y esfuerzo que dedicó a eliminar esas posiciones?, que hay de las personas que lo apoyen sin estar 100% seguros de porque lo hicieron?, como se sentirán satisfechos por su hazaña?, que beneficio real y tangible tendrán por ello?.

Por favor no entienda que esto y en contra de personas como la que le menciono, pero tengo que ser consciente de que cuando invertimos tiempo y esfuerzo en algo, se genera siempre una expectativa, y corremos el riesgo de que esa no sea satisfecha en actos que perseguimos en nuestras fuerzas.
Dios nos ha dejado claro cual es nuestro papel ante la autoridad, nos ha dicho como es que debemos actuar con respecto a ella, la biblia nos enseña que tenemos las autoridades que merecemos, es decir, las autoridades que tenemos son el reflejo de sobre quienes ejercen esa autoridad, por tanto es nuestro papel acatar siempre a quienes tenemos por autoridad (obvio, siempre y cuando no nos pidan nada contrario a la palabra de Dios), ya que nuestra obediencia y ese acato a la voluntad de Dios es lo que tendrá a su vez un efecto de cambio, no es que nosotros tengamos que poner nuestro «granito de arena», si no que de acuerdo a nuestra obediencia a Dios por medio de las autoridades que ponga sobre nosotros, seremos bendecidos y diferenciados, lo cual llevará a quienes nos rodean a anhelar y aspirar a lo que tenemos e imitarán nuestros actos de justicia y obediencia y serán a su vez bendecidos y llevados al siguiente nivel.

Éste viernes quiero invitarle a algo diferente, en vez de pensar en el gobierno corrupto que puede tener, o el jefe injusto que le tocó, o incluso los padres que no le comprenden, ore por ellos, bendigales y declare grandes cosas sobre sus vidas, declare la justicia de Dios en cada uno de sus actos, y disponga su corazón para obedecerles, aún cuando no les entienda, confíe que Dios le esta hablando y disciplinando por medio de ellos y reciba el beneficio de lo alto por hacerlo y sea el verdadero primer paso para el cambio de su nación hacia ser una mejor nación.

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