Me imagino que usted al igual que yo en algunas ocasiones se ha preguntado cual es el propósito de Dios en su vida, hay veces que no nos queda muy clara la idea de lo que pudiéramos pensar que Dios espera de nosotros y nos aterra la idea de que nos haya diseñado para estar metidos en la iglesia todo el dia haciendo algo que no terminamos de entender, no se usted pero ese pensamiento ha cruzado mi mente en algunas ocasiones en el pasado, y creo no equivocarme al pensar que le ha sucedido también.
Existe una gran confusión entre lo que las personas en ocasiones tratan de imponernos como yugo y lo que es el propósito de Dios para nuestras vidas, es decir, hay quienes se han acercado a Dios, han encontrado en eso que a nosotros nos asusta un gran gozo y se han dedicado de tiempo completo a Dios y nos comparten su experiencia y en su interés de que experimentemos las mismas cosas buenas que ellos tratan de que hagamos lo que ellos.
Afortunadamente las cosas no son así, Dios es un Dios multifacético, El tiene un plan personal e individual para cada uno de nosotros, y ese plan incluye que lo que hagamos para El, nos sea agradable, fácil de realizar y que además tengamos el talento para hacerlo, en pocas palabras es algo que disfrutaremos, nos dará una vocación para ello.
Existen 2 problemas para cumplir el propósito de Dios, y corramos el riesgo de pasar nuestra vida entera sin hacerlo, el primero es la falta de conocimiento de ese propósito, es decir, las personas tienen una visión demasiado limitada acerca de lo que es hacer algo para Dios, la mayoría piensa que tiene que ver solamente con el servicio en la iglesia o con las labores altruistas o de misericordia, y se les hace difícil el encontrar otra manera de encontrar ese propósito, la segunda razón que es a su vez la razón por la cual la primera que le menciono sucede es la falta de santidad.
La falta de santidad se debe a una sola razón, a la falta del conocimiento de lo que es la santidad misma, igual acerca de esta hay un desconocimiento muy grave, ya que muchos piensan en lo que los demás ven de nosotros y lo que reflejamos, en ocasiones pareciera que las personas confunden la santidad con el ser mártires, que no tiene nada que ver una cosa con la otra, en si la santidad es el ser apartados para Dios, eso es lo que significa, y cuando digo apartados para Dios no me refiero a encerrarnos en un convento o a vivir una vida apartados del mundo, pareciera que lo hacen como con temor de ser tentados a pecar, pero la santidad tiene como efecto esa fortaleza contra el pecado si la practicamos, la santidad no es otra cosa que hacer de Dios parte de nuestra vida, el aprender a orar constantemente y no es llevar esas oraciones largas y con palabras rebuscadas a su presencia, sino llevar esa conversación con el como si siempre fuera de nuestro lado, el actuar con la conciencia de la omnipresencia de Dios y de que El esta en todo lugar a donde vamos y no para juzgarnos sino para bendecirnos y hacérnoslo saber, el tener la presente la omnipotencia de Dios y saber que en cualquier momento y en cualquier lugar podemos invocarle y hacer uso de su poder, el usar su omnisciencia con la sabiduría de que El todo lo sabe y que todo hará para beneficiarnos y beneficiar a otros.
Pero para poder hacer esto, necesitamos aprender a saber ser limpios de mancha, es decir, a conocer lo que le es agradable a El y de beneficio a nosotros y lo que es desagradable a sus ojos y nos afecta (por atractivo que suene) y vivir de esa manera en el nivel de Dios y no en el nivel de nosotros, solo así aseguraremos que nos quede bien claro cual es ese propósito de Dios para nosotros y nos daremos cuenta que es mas fácil de lo que esperábamos y pensábamos y lo haremos con la excelencia que Dios requiere.