¿Alguna vez ha escuchado la frase «hay pecados que se cometen por amor»?, yo si, en muchas ocasiones, y créame que he batallado mucho para entender la frase y el verdadero sentido de ella, ya que me he puesto en los zapatos de las personas que los comenten o aún de las que mencionan la cita, pero siempre queda dentro de mi esa pequeña duda de si en realidad es por amor o si en verdad era necesario pecar para poder llegar al resultado o para demostrar su amor…
Así como cuando estamos en nuestro proceso de enamoramiento de pareja, que pareciera que no podemos pasar un segundo lejos de la persona objeto de nuestro amor, así mismo Dios pasa todo el tiempo enamorado de nosotros y no quiere pasar un momento lejos de nosotros esta ahí en todo lugar, siempre nos piensa, siempre nos acompaña, siempre vela por nosotros, no importa lo que hagamos, si lo tomamos en cuenta, o si le somos recíprocos en su amor, su amor sí que es auténtico, ya que simplemente es, no tiene otro motivo de ser mas que la decisión que tomó de hacerlo, pero Imagine lo siguiente:
Imagine que por amor de vez en cuando Dios se «echara una pestañita», o se distrajera de nosotros, dejándonos a nuestra deriva, con el pretexto de que nos dejó un rato para estar repuesto y en mejor condición en el momento que le dedicáramos tiempo, o que por amor nos dejó sufrir para que le volteásemos a ver ya que es lo mejor para nosotros estar con Él, o peor aún que solo respondiera las oraciones de quienes de verdad lo amaran y se lo demuestran, y que tuviera una serie de castigos para aquellos «malagradecidos», que no correspondieran su amor, imagine que hubiera un día en el que Dios decidiera no responder nuestras oraciones, es más!, ni siquiera las atendiera, ya que uno de nosotros lo hizo enojar.
Muchas veces pensamos que Dios es como nosotros y que entiende las cosas como nosotros las entendemos y que ama como nosotros amamos, mas no es así, su amor es verdadero, es auténtico y lo mejor de todo, sin condición, y es así como debemos de amar.
Hay quienes hacen cosas indebidas por amor, a lo mejor aman mas el resultado o la ocasión que a la persona de que dicen amar y definitivamente más que a Dios, hay quienes dicen amar a otros, pero en verdad solo buscan ser o sentirse amados, es decir, su «amor» es condicionado, ya que ni buscan amar, sino ser correspondidos, pero si lo hacemos con las personas, obvio también lo hacemos con Dios, y cuando nuestro amor condicionado no es correspondido como nosotros esperamos, nos enojamos, y peor aún, pasamos largo tiempo sintiéndonos heridos y reprochándole a ese alguien, cuanto «lo amamos» y tratamos de hacerle sentir más desprecio que el amor que dijimos tenerle.
Nosotros tenemos la capacidad de amar puramente, solo que queremos amar por medio de un sentimiento y viendo las cosas desde nuestro eje y no de aquella persona objeto de nuestro amor, es decir, así como Dios no se puede echar una pestañita, y no se enoja con nosotros porque no le correspondemos, ya que el amor es así, se trata del amado, no del que ama, cuando Dios nos ama, se trata de nosotros, cuando nosotros amamos a alguien más, se trata de ese alguien más y cuando amamos a Dios se trata de Él, pero no de nosotros.
Este lunes, comienzo de semana le quiero invitar a lo siguiente, reflexione en cada momento que «amó» o dijo haberlo hecho, pensó primero en usted mismo, en lo que usted sentía o en como ese sentimiento le hacía bien a usted sin tomar en cuenta a la otra persona, márquelo bien en su corazón, mente y entendimiento y póngalo ahí como referencia para que ni le vuelva a suceder y empiece a amar así como nos ama Dios y como nos dio la capacidad de amar, ¿que le parece?