Imagínese que cada vez que usted se subiera a su coche, en vez de darle oportunidad de manejar, el coche le llevara a voluntad donde el quisiera, seria frustrante, no cree?, por mas que usted discutiera con el coche, el coche daría vuelta a un lado y al otro y llegaría a los lugares mas inauditos o bien iría siempre al mismo lugar por costumbre y por no tener que esforzarse en aprender nuevas rutas, creo que coincide conmigo, que después de un tiempo dejaría de subirse al coche, o no?
En nuestra vida cotidiana con nuestra voluntad no es muy diferente, hay personas que dicen querer cambiar, que prometen constantemente enderezar su vida en Cristo, que quieren que les vaya bien, pero sus voluntades hacen como el coche que le platique, simplemente hacen todo lo contrario a lo que dicen.
No es que usted y yo tengamos una voluntad ajena a nosotros, ni que no vayamos a poder hacer las cosas que Dios nos demanda, o bien que nos invita a hacer, la realidad es que no estamos convencidos de lo que queremos y de lo que sabemos que es bueno para nosotros, ya que hasta ahora nos «ha ido bien», la verdad es que a veces nos va bien y a veces no (inclúyome por supuesto) , y esto es por el motivo que le voy a explicar:
Primeramente, no terminamos de entender que nuestra relación con Dios no se trata de nosotros, sino de El, le he repetido varias veces esta semana ya que siento que es importante que nos quede claro, segundo, sobrevivimos de las cosas que sospechamos que vienen de su mano, pero que en realidad no nos constan, no estamos seguros de que sucederán y vivimos al pendiente de que algo bueno nos suceda, ya que siempre confiamos en la misericordia de Dios y que se apiade de nosotros ya que no somos dignos ni siquiera en nuestro entender.
La verdad es que no nos termina de quedar claro que los beneficios de Dios no son para todos, son para los justos y para entender la justicia y sus beneficios, hay que conocer a Dios y su manera de entender las cosas, ya que de lo contrario seremos 100% situacionales y reactivos.
La cita de hoy nos habla de la bendición a la que podemos aspirar, nos promete que ira siempre en aumento si somos justos, ¡ojo!, no religiosos, no pegados día y noche a la iglesia, no cambiados en hábitos a los ojos de los demás, simplemente justos de acuerdo a la medida de Dios, nos dice que esa bendición debería ir en aumento en nosotros como la aurora, hasta que lleguemos al día perfecto, a lo que me pregunto.
Si ya sabemos que tenemos que aspirar a ser justos, si ya sabemos que ahí esta nuestro beneficio que va en aumento, ¿por que a veces nos permitimos vivir de manera intermitente?, ¿por que en vez de buscar las cosas que van en aumento, nos distraemos y le damos rienda a nuestra carne que nos lleve a lugares donde nuestro espíritu no quiere?.
Este fin de semana le invito a reflexionar en ello, piense en lo que es bueno, tome su biblia y compruébelo, aprenda a ser justo y reciba bendición siempre en aumento.