Entre mas pienso y oro acerca de lo que debo escribir cada mañana para el devocional, es mas fuerte la necesidad de transmitir la imperativa importancia de la intimidad con Dios, no solo por medio de la oración, sino también por medio de la lectura de su palabra, de hecho, ¿que sentido tiene orar, si no conocemos de la palabra?, si no sabemos nada acerca de Dios, no tendremos nada de que hablar con El, solo estaremos en la interminable rutina de pedir, a veces recibir, a veces no, y siempre con la sospecha de que nos escucha y con la incertidumbre de que hará aquello que esperamos (ufff…! Solo de escribir esto tuve que hacer un serio recuento y análisis de mi propia relación con Dios).

 Se que se preguntara el por que le digo esto, y se lo voy a explicar, ya que yo mismo he tenido que pasar por este proceso:

 Como lo comento a menudo por este medio, recibo muchos correos de personas que tienen problemáticas comunes, una de ellas es que la mayoría de las personas centran su relación con Dios en ellas y no en Dios y por eso su relación es mas que otra cosa un monologo o una relación irremediablemente unilateral, ya que se centra en las necesidades, anhelos, deseos y pensamientos de la persona, pero poco en Dios, además de esto, este tipo de personas viven bajo una constante auto crítica y auto engaño, ya que se cuestionan todo el tiempo el por que no reciben lo que piden y se la pasan engañándose al esforzarse siempre en encontrar la famosa «Mano de Dios» en su vida y pensando que Dios intervino en algo que mas que su intervención, es el cumplimiento de una de las promesas escritas en su palabra y que aplican para todos.

 Este tipo de personas, tienden a crear una imagen propia acerca de si mismos diferente a la realidad, y no es que estén locos, sino que esquivan el ver el interior y ponen su atención en el exterior, con esto me refiero a que piensan en el como las ven las demás personas, y piensan que Dios las ve de la misma manera, e incluso, se ven a si mismas desde el ángulo que quieren que los demás las vean, pero se olvidan que lo único que anhela Dios de nosotros y lo principal que deberíamos de cuidar es lo de adentro, es decir, nuestro corazón, si este esta alineado a los pensamientos de Dios, lo exterior vendrá sobrando, ya que será mas que evidente que Dios esta en nosotros.

 En pocas palabras, es posible crear una imagen exterior de quienes somos, y hacer a los demás ver este ser exterior, pero al que no podemos engañar es a Dios, este es mas listo que nosotros afortunadamente, esta ahí todo el tiempo asegurándose de que alguien nos recuerde que tenemos que cuidar nuestro corazón, ya que es el único lugar de nosotros donde puede El habitar.

 La cita de hoy me exhorta y espero lo haga con usted también, habla sobre ese concepto que hacemos y construimos acerca y alrededor de nosotros, puede que sea bello y llamativo a los demás, pero si no tiene el respaldo de Dios y no esta fundamentado en el corazón, puede ser frágil  y desmoronarse en cualquier momento, por tanto, así como dice la cita, busque la medida que Dios le ha dado, si aun le parece pequeña, prepárese, conozca de Dios, ámelo a la manera de El y no a la suya y haga de su corazón un lugar agradable a El, para que habite de manera constante e incremente esa medida que se reflejara desde su interior, hasta su exterior.

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