Cuando tenia entre 18 y 19 años, en una tonta apuesta juvenil decidí apagarme un cigarro en el dorso de la mano, logrando quemarme varias capas de la piel, no logro siquiera recordar el porque lo hice, ni que fue lo que apostamos, posterior a eso y sin entender lo que había hecho, no permitía que la herida cicatrizara, y cada vez que alguien la veía y le contaba la historia, siempre, una y otra vez recibía una mirada de desaprobación y un cuestionamiento a mi tonta actitud, el día de hoy volteo hacia atrás y no tengo mas que dar la razón a todas esas personas y confiar en que algún día esa cicatriz desaparezca.

Aunque mi herida fue provocada y mantenida abierta de manera física con toda intención por parte mía, no es distinto a lo que hacemos con nuestro corazón de manera diaria, sin darnos cuenta de cómo es que lo hacemos, pero en muchas ocasiones, nos ponemos en donde sabemos que podemos ser heridos y después nos esforzamos por mantener esa herida abierta.

Hay un dicho que escucho una y otra vez entre la gente que conozco, y habla acerca de esto, hay personas que sienten la capacidad de «perdonar, pero no de olvidar», y esto es sencillo de entender, siempre y cuando lo sigan haciendo en sus propias fuerzas.

Dios nos creo seres de carne y hueso, es decir, nos dio un cuerpo físico, y un alma que es en la que residen nuestros pensamientos y sentimientos, funcionan de una manera muy fácil y a nuestro entender «lógica», pero tienen una limitante ya que están incompletos, si los vemos solo así como están, la realidad es que Dios nos creo a su imagen y semejanza (Gen 1:26), es decir, si el es 3 personas en uno, nosotros también tenemos 3 elementos, el 3er elemento y el que mas semejantes nos hace a El es nuestro espíritu, ya que es sobre el único que no tenemos poder y que es el que hace las cosas asombrosas que vienen de Dios y nos permite entender las cosas que Dios quiere y necesita que entendamos.

Imagínese lo que Dios haría si perdonara nuestras ofensas, pero no las olvidara, tendríamos un Dios por demás amargo, no lo cree?, aun siendo Dios, creo que son demasiadas ofensas para seguir de pie y sonreír, pero Dios entiende las cosas de una manera diferente y mejor que nosotros, El entiende el concepto del «perdón total», el cual no solo fue otorgado de palabra sino de hecho, El nos perdono no solo de manera que envió a su hijo a morir por nosotros en la cruz, sino que se aseguro de decirnos que jamás recordara el pecado de quienes se arrepienten genuinamente, de manera que todo pecado perdonado, toda ofensa y toda falta son enviados al fondo del mar, y creo que ni usted, ni yo y mucho menos Dios estamos interesados en ir al fondo del mar a buscar y hurgar entre los pecados perdonados, ¡que pereza!.

Si usted sigue pensando que puede «perdonar, pero nunca olvidar», esta echando en saco roto una gran cualidad que Dios le dio, le invito a estrenarla, a ponerla en practica, ya que no solo recibirá esa «paz que sobrepasa todo entendimiento» al perdonar verdaderamente a aquella persona que le cometió una falta, sino que además, de la misma manera que de perdón autentico, ¡estoy seguro que lo recibirá de la misma manera!.

¿No cree que es tiempo de dejar que esas heridas sanen por fin?, ¿que sentido tiene mantenerlas abiertas?

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