Estoy seguro que alguna vez ha escuchado la frase «al Cesar lo que es del Cesar», esta es una frase que dijo Jesús (Mateo 22:21), haciendo referencia que si había que pagar tributos al Cesar por estar bajo su autoridad así hiciéramos y que de la misma manera hiciéramos con las cosas de Dios.

Si entendemos las cosas de esa manera, lo que no me termina de quedar claro, es el como pretendemos entonces el entender las cosas de Dios como hombres y las cosas de hombres como si fueran de Dios, y si por alguna razón no me entendió, le explicare.

He escuchado en cientos de ocasiones que las personas pretenden leer la Biblia, simplemente así y dicen no entenderla y hay personas que tienen sucesos que acontecen en su vida cotidiana y quieren darle un toque místico o espiritual, haciendo mención de que Dios tal vez tenga algo que ver en el suceso.

La realidad es que ni el primer ejemplo ni el segundo tienen ninguna validez si no los entendemos como son, ya que cada uno tiene una naturaleza distinta.

En lo personal soy una persona muy practica y suelo entender mejor cuando me ponen ejemplos prácticos de las cosas que me comparten, para ponerle un ejemplo, puedo pasar horas frente a un libro de matemáticas sin entenderle, pero si me explican en una hoja de papel o un pizarrón puedo aprender y dominar una operación e incluso enseñarla mas delante en solo minutos, se me facilita mucho leer libros descriptivos, pues mi mente se posiciona en los momentos de lo que leo, y mas que leer en mi mente sucede una película acerca de lo que estoy leyendo, en lo personal lo encuentro fascinante, de hecho me apasiona ver películas de libros que ya leí, porque me gusta comparar mi propia película con la versión del cine.

Por tanto cuando empecé a leer la Biblia hace ya algunos años, me sucedió lo mismo del ejemplo arriba mencionado, simplemente no entendía nada, hasta que Gustavo mi amigo me dijo algo que jamás olvidare : «Wero (asi me dice el), cuando empezaste a leer la Biblia, invitaste a Dios a tu lectura?», a lo que como se imagina respondí que no, y me dijo algo muy cierto y que al día de hoy rige mi vida, «si quieres entender las cosas de Dios, tienes que invitarle a tu lectura y que sea por medio de Su Espíritu hablando a tu espíritu que podrás empezar a entender, y no solo lo que esta escrito, sino la aplicación de esas palabras», desde ese día mi lectura cambio y he aprendido que la Biblia es un libro fascinante ya que Dios me revela cada parte que leo y el día de hoy puedo escribir incluso estos devocionales debido a ese entendimiento espiritual que Dios me ha ayudado a desarrollar, pero es como todas las cosas, solo a base de practica.

Conforme fui conociendo de la palabra, aprendí a identificar las cosas que tienen que ver con el cumplimiento de la ley de Dios, las cosas que tienen que ver con la gracia por medio de la cruz y las cosas que sucedían en mi vida por medio de la intervención de la mano de Dios específicamente y aprendí a saber como manejar cada una, y pude dejar a un lado la idea de «a lo mejor así lo quiso Dios», en rara ocasión me quedo con alguna duda de nada.

La cita de hoy nos enseña eso, a que aprendamos a distinguir lo que es espiritual y lo que no lo es, como hacerlo?, muy fácil, primero tiene que hacer de Cristo su Salvador y Señor (si no sabe como haca click aquí), ello le otorgará un espíritu para entender las cosas espirituales y segundo tiene que familiarizarse con la palabra de Dios, eso le ayudara a distinguir de primera instancia que cosas son de Dios y cuales no, la practica le dará el resto, inténtelo, le aseguro que si lo hace de esta manera, eso que parecía tan difícil acerca de la Biblia y las cosas de Dios le parecerán facilísimas, se lo digo por experiencia propia!

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *