Solemos confundirnos con las cosas que son de Dios y las que no, pensamos que por que hay cosas que sentimos de una manera distinta son de Dios y sobre todo si van alineadas con nuestro deseo y nuestra situación del momento, pero la realidad es que corremos el riesgo de solo estar haciendo nuestra voluntad y creyendo que hacemos la de Dios.

Dios nos creo a su imagen y semejanza, es decir, El es Padre, Hijo y Espíritu a la vez mientras nosotros somos Cuerpo, Alma y Espíritu, y con una variante, que cuando el hombre peco murió en Espíritu y quedo solo como Cuerpo y Alma, es decir, cuando según la costumbre los niños son bautizados, lo son para ser limpios del pecado original, pero en ningún momento se les da un Espíritu, ya que el único capaz de hacer eso es Dios y para ello tiene que haber un acuerdo racional y fue lo que Jesús hizo en su venida a este mundo, pero dejo muy claro que tenía que ser hecho voluntario y consiente.

Por tanto la diferencia entre los hijos de Dios y las criaturas de Dios es el Espíritu, de lo contrario somos solo almáticos e incapaces de hacer cosas verdaderamente con y para Dios.

El cuerpo es nuestro físico, el alma son nuestros pensamientos y sentimientos, y el Espíritu es aquel que se comunica con Dios, por ello, muchas veces (en mi opinión personal) muchas personas sienten que no reciben respuestas de Dios, ya que aunque Dios les responda (porque lo hace) carecen de ese Espíritu que escucha y entiende la voz de Dios, luego hay quienes han recibido ese Espíritu pero lo dejan a un lado y no hacen uso de ese privilegio.

La cita de hoy nos deja muy claro el propósito de tener un Espíritu, es decir, ese Espíritu nos da poder, y la garantía de todo lo que viene de mano del Padre, y por medio de Jesús la vida eterna, por ello tenemos que perseverar en ello, y como dice la cita, sembrar en el Espíritu, es decir hacer frutos dignos de arrepentimiento constantemente, caminar en santidad y lo más importante hacer uso del poder del Espíritu Santo.

Ayer platicaba con alguien que me decía que no sabía si lo que pedía a Dios no sucedía porque a lo mejor no iba alineado con la voluntad de Dios, a lo que respondí, si quieres saber que lo que pides va de acuerdo a la voluntad de Dios, simplemente consúltalo en la palabra y aválalo con tu Espíritu.

Por favor no se confunda, el Espíritu no es como «su conciencia», todo lo contrario, el Espíritu cuando hace una confirmación como la que la acabo de comentar, no solo da dirección sino la certeza de que en el cielo se maquila ya la respuesta y podemos dar como un hecho el que se realizara aquello que pedimos.

En esta mañana le quiero invitar a que si nunca ha hecho esa decisión de recibir un Espirito por parte de Dios lo haga y a que si ya lo hizo, se ponga de nuevo en contacto con El, si no sabe cómo, es simple, solo haga una oración similar a la siguiente:

Amado Padre, hoy he aprendido a que he nacido incompleto a causa del pecado del hombre y que me es necesario ese Espíritu que solo tú puedes dar, con el cual quedare libre de dudas, seré objeto del poder de lo alto y entenderé claramente lo que es la santidad, tendré la oportunidad de aspirar a ella y vivir bajo tu verdadera voluntad. Te pido perdones mi pecado, que me muestres lo que he de corregir en mi vida y que tomes ese lugar que hay en mi corazón para que así no solo me pueda comunicar contigo, sino que habites en mi, todo esto te lo pido en el nombre de Jesús, amen.

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