¿Le ha tocado estar en problemas o en una situación difícil en la que de repente le falta el aire?, he notado mucho que la necesidad económica, la enfermedad e incluso las penas de amor pueden generar esta sensación, es una sensación de ahogo, como si todo lo que quisiéramos fuera simplemente salir corriendo y hay ocasiones que pedimos a Dios que simplemente todo pase, que todo cambie simplemente así.

Y no le voy a decir que Dios no lo puede o no lo quiere hacer de esta manera, incluso lo hace en ocasiones, pero lo que Dios quiere para usted y para mi es bendición y soluciones permanentes, por ello, ninguna solución rápida y que simplemente corte de tajo lo que estamos pasando no nos va a ayudar a crecer, por el contrario nos hace evadir nuestras responsabilidades.

Todo lo que pasamos, deudas, relaciones fracasadas e incluso enfermedad tienen origen en nosotros mismos, ya sea que no nos administramos de la manera adecuada, o que nos relacionamos de una manera incorrecta o con la persona equivocada o bien que no nos alimentamos como debiéramos o hicimos el ejercicio suficiente o simplemente nunca dimos a Dios el espacio suficiente en nuestra vida como para hacer vigentes todas las promesas escritas en su palabra que nos previenen de todas las situaciones anteriores, incluyendo la enfermedad, pero todas estas situaciones, tienen remedio en Dios, y con esto le digo de nuevo, no pasamos por situaciones difíciles «porque Dios lo así lo quiso», las pasamos o porque de algo no tuvimos cuidado o porque Dios tiene un propósito en ello y quiere que salgamos de ello haciendo uso de su poder infinito.

La cita de hoy realmente me animo y me hizo entender, me maravillo la parte que dice «poniéndome en un lugar espacioso», si se da cuenta no dice «Dios me quito la angustia», más bien habla de que Dios nos puede poner si lo permitimos en un lugar en el cual no nos sintamos que nos falta el aire y estamos apretados y que podamos reflexionar con calma y meditar sobre la situación que pasamos, para que así podamos también hablar con Él, meditar las posibles respuestas en su palabra, y entender que es lo que nos acontece y lo más importante, salir de ello de la mano de Él y con la garantía de que no pasaremos por ello de nuevo.

Cuando estamos en una situación difícil, muchas veces no pensamos con claridad, y la desesperación se apodera de nosotros, y pedimos a Dios que nos ayude, pero hay quienes se ciclan en un «¡quítame esto, quítame esto!», y al no recibirlo se conforman con pensar que es parte de la voluntad de Dios, pero si nos damos la oportunidad de ir a la presencia de Dios y no para exponerle nuestro problema (El ya conoce nuestro problema), sino para entrar en intimidad con El y pasar un rato con El y después de ello preguntarle acerca de nuestra situación, nos pasara esto de lo que habla la cita de hoy, nos encontraremos en un lugar que es amplio, en el que podremos ver nuestra situación desde varios flancos y podremos recibir una respuesta de cómo salir de ahí permanentemente, y sin temor.

Este lunes le quiero invitar a que enfrente sus problemas de una manera distinta, deje de enfrentarlos solo y pidiéndole a Dios que le ayude como si El estuviera en otro bando, mejor busque de Él, únase a su bando y reciba la bendición de estar en el lado ancho que le permita observar el problema con la opción de tener una solución permanente y santa.

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