Al leer la cita de esta mañana no pude evitar el llenarme de nostalgia, esta cita es la cita favorita de un hombre asombroso y mi segundo Padre, Manuelito, un hombre que al igual que yo y que muchos vivió una vida de pecado y de acuerdo a como el mundo le fue enseñando hasta que estuvo a punto de perderlo todo y recuerdo bien que me lo contó, el haber estado delante de la presencia de Dios preguntándole como resolver todos y tantos problemas que le aquejaban, incluyendo uno grande que era su salud, por primera vez después de ser un prominente empresario, hombre reconocido y respetado en la sociedad lagunera (así se llama la región donde vive) estaba limitado y no podía más que sentirse débil después de ser fuerte en todos los aspectos, siempre por sus fuerzas.

Ese día Manuelito aprendió a ceder su propia voluntad para que la voluntad de Dios se hiciera en su vida, aprendió a dejarse llevar por Dios y lo más importante aprendió a recibir el regalo de la gracia de Dios.

Lo he mencionado algunas veces en estas líneas pero lo hare de nuevo, hay 2 regalos asombrosos que nos da Dios, uno es su misericordia, que es el no recibir lo que merecemos a pesar de nuestro pecado, y su gracia que es recibir aquello que no merecemos, a pesar de nuestro pecado, en pocas palabras, cualquier cosa nos es posible si la pedimos al Padre, no por otra cosa más que por gracia.

Ayer hablaba con la mujer de Sergio, el esta desesperado por un trabajo y por una y otra razón este trabajo no llega y cuando parecía que todo se había solucionado, el pasado de Sergio salió a relucir y su actitud cambio, no hable con el directamente  pero toda su familia se vino abajo anímicamente y fue como si el mismo se dijera que no merecía ese trabajo, y de hecho si fuera por sus hechos pasados, tal vez no los merecería, pero por gracia de Dios merecemos eso y más, como me hubiese podido llevar a Manuelito hasta Houston a ver a Sergio a que le explique de la gracia de Dios.

Dios nos quiere amar, pero no siempre nos ama como queremos, sino como necesitamos, El nos ha dado una serie de talentos y de habilidades que debemos de administrar, pero siempre reconociendo de donde vienen y por quien nos fueron dadas, para que no creamos que las cosas las hacemos nosotros, sino que somos administradores de la gracia de Dios, ya que por nosotros mismos no habríamos llegado ahí.

Ayer me sucedió a mí, que le puedo decir, tengo uno de los mejores trabajos del mundo, y no porque lo sea, sino porque todo lo que hago es reconocer que a mi edad y con mi preparación no podría haber aspirado a Él, pero es Dios quien me necesitaba en este tiempo y en este lugar y siempre reconociendo que es El quien me trajo aquí  y me mantiene exitoso en El para administrar esa gracia y poder hacer lo que El me envía  hacer y llego una persona que no esperaba a decirme aquello que percibía en mi y le soy honesto, no lo esperaba, soy una persona feliz en donde estoy y con lo que hago, pero jamás pensé que otros lo notaran como esta persona lo noto y tengo que reconocer que no noto lo que Rene es, sino lo que Dios pone y hace en mi.

Mi invitación de esta mañana es a que haga una reflexión, analice su situación y reconozca que el 90% de lo que tiene no lo merece y que ha venido por gracia, reconozca ante Dios su debilidad y deje que El se gloríe en ella, para que sea fortalecido y siempre crezca en El y hacia adelante.

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