La fidelidad a Dios es un tema poco popular, por lo general pensamos que somos fieles a Dios pero realmente somos fieles a lo que nosotros mismos consideramos que es lo correcto, y en ocasiones no somos fieles ni a eso ya que acomodamos a Dios a nuestro parecer y pareciera que pensáramos que Dios puede ser flexible a nuestro entender y a nuestra voluntad, afortunadamente y para nuestro beneficio no es así.

La cita de hoy me gusta y no solo por lo que dice, sino por la parte donde se encuentra, en el libro de Apocalipsis, es decir al final de los tiempos, esto nos confirma el hecho de que Dios quiere para nosotros un final feliz, un final eterno y que nadie nos puede arrebatar el lugar que nos es dado si permanecemos fieles.

Dios es un Dios fiel, pero no es fiel a nosotros, sino a su palabra, el mismo JESUS en su tiempo entre nosotros lo dijo (Mateo 5:17), el vino a romper el velo que había entre los hombres y Dios, ya que eso no es parte de su ley, pero si vino a cumplir cabalmente cada una de las cosas escritas en la palabra y marco la diferencia entre lo que es la ley de Dios y la costumbre de los hombres.

Nosotros hemos sido llamados a ser imitadores de Jesús (1 Corintios 11:1), por tanto hemos sido llamados a ser fieles y así como Jesús entro al reino de los cielos cubierto de honra lo podemos hacer nosotros, ya que ciertamente no hemos sido invitados a disfrutar ese reino, sino a gobernar juntamente con El, por ello nos fue dejada una enmienda de fidelidad.

La fidelidad nos va a abrir puertas, una puerta en especial la del corazón de Dios, si permanecemos fieles siempre tendremos acceso a ella, y no es que esta se cierre si lo dejamos de hacer, sino que al dejar de ser fieles empezamos a caminar en la dirección opuesta de esta puerta.

Hay quienes piensan que al alejarse de la voluntad de Dios, este se molesta con ellos, y que les castiga o quita su mano sobre ellos, pero no es así, Dios siempre está ahí y El es incapaz de hacer algo así, entonces no sería fiel!, la cita de hoy habla de ello, dice que El pone delante de nosotros la puerta abierta y nadie (eso lo incluye a Él) la puede cerrar, somos nosotros los que en ocasiones nos quitamos de enfrente d la puerta y dejamos de percibir la oportunidad de entrar por ella.

La fidelidad puede más que el esfuerzo, recuerdo haber leído en el perfil de facebook de alguien la siguiente frase que me gusto: «un kilo de obediencia puede más que una tonelada de oración», la obediencia es fidelidad y mueve el corazón de Dios a nuestro favor, por tanto, el ser fiel no es cansado, no requiere de grandes obras, requiere de sentarse, leer, entender y obedecer la palabra de Dios y mantenerse siempre de frente a la puerta de la bendición de Dios.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *