Una de las cosas que mas me gustan de Dios es que es un Dios de orden, El no se equivoca y El no improvisa, y nosotros como sus hijos somos instruidos y provistos de esa misma capacidad de actuar como El, la excelencia nos persigue, aunque a veces pareciera que huimos de ella.

La Biblia nos habla de que debemos de perseverar en lo eterno antes de lo efímero, ya que la característica que nos asemeja a Dios es el Espíritu que puso en nosotros, aunque nuestro cuerpo muera, nuestro Espíritu no lo hará, ya que es aquel que dormirá el día que muramos, la que vendrá a recibir a Cristo cuando venga de nuevo a esta tierra, es el que gobernara de nuevo esta tierra y luego ira a los lugares celestiales a adorar a Dios por la eternidad (para mayor referencia lea el libro de Apocalipsis), es decir, hemos sido formados con un propósito eterno, por ello las teorías de la reencarnación y otras creencias no tiene validez, ya que no tiene fundamento ni comprobación alguna, mas Dios se encargo de ponernos por escrito en especifico cual es nuestra razón de ser y de venir a esta tierra, además de que nos puso innumerables ejemplos.

Ayer entendí esto, Dios hablo en su tiempo a Abraham y le dio instrucciones de dejar su tierra y moverse con la intención de ir a Egipto y posteriormente a la tierra que le entregaría, Abraham hizo como Dios le indico, pero tenia una costumbre muy particular, el plantaba primeramente un Altar a Dios en el lugar que Dios le enviaba, como símbolo del dominio de Dios en ese lugar y posteriormente plantaba la tienda en la que había de habitar, es decir, primero procuraba lo eterno y después lo efímero, por una sencilla razón, Dios seria su Dios por todos los días de su vida y aun de su muerte, su casa (o tienda) solo estaría ahí hasta que Dios le indicara moverse, pero observe que interesante, Abraham fue enviado a Egipto y luego a Canaan, estableció ahí un altar para conmemorar lugar santo y ambos lugares fueron posteriormente morada del Pueblo de Israel y Dios hizo grandes obras ahí, además, el mismo Jesús fue llevado primero a Egipto de niño y de regreso a la tierra prometida (Canaan), donde empezó su ministerio, ya que el primer milagro que realizo fue en las famosas «Bodas de Canaan» en donde convirtió el agua en vino, como garantía de la provisión de Dios.

Por tanto, si nosotros perseveramos en lo eterno antes de lo efímero, podríamos notar que cuando llevamos el dominio de Dios a un lugar antes de establecer nuestras necesidades y comodidades, podemos asegurar que haya provisión celestial, no solo para nosotros sino para las generaciones que siguen.

Me llama la atención como la biblia establece que los padres deberían de proveer a sus hijos y dejarles una heredad, y con esto no se refiere a solo dejarle los bienes a cada hijo cuando muera, sino que aun en vida, cada padre (en los tiempos bíblicos) se aseguraba que el hijo tuviera casa, esposa, vienes y una manera de asegurar su manutención (trabajo o negocio en los tiempos actuales), una de las razones de porque tenían la capacidad de hacerlo es que tenían el orden adecuado (el de Dios) y como Dios tenia el primer lugar en sus vidas, por tanto lo eterno estaba asegurado y lo efímero venia por garantía (Mateo 6:33), hoy en día es difícil que los padres tengan que dejarle a sus hijos y los que lo hacen por lo general lo hacen del método tradicional de la herencia al momento de morir, lo cual no esta mal, solo que muchos lo atribuyen a los tiempos que pasamos, que en realidad no tienen nada que ver, sino a la carencia de la presencia de Dios en sus vidas de acuerdo al orden que Dios estableció.

En lo personal tengo la costumbre de orar y establecer el reino de Dios en cada lugar al que voy y en cada cosa que emprendo, cuando me mudo de casa, cuando llego a algún país o ciudad en el momento que el avión aterriza, establezco el reino de Dios en ese lugar y declaro las promesas de la biblia que me fueron dadas, es decir trato de tener presente a aquel que me envía (Dios) en todo ello, por tanto le puedo decir que esta asegurado mi éxito.

En este día le invito a hacer una pausa en su camino, deténgase de hacer lo que este haciendo, reflexione cuanto esta presente Dios en lo que hace, en donde vive, en donde trabaja, etc., tome un tiempo y vaya a cada lugar, establezca el reino de Dios en cada uno de ellos, en sus relaciones con los demás, en todo y empiece a disfrutar de las garantías de lo eterno en su vida, y dándose cuenta como lo efímero llega, llega en abundancia, pero sin mayor importancia ya que lo de real valor ya esta ahí.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *