Me imagino que le es familiar la sensación que en ocasiones en vez de avanzar, pareciera que va en retroceso, ya sea en su trabajo, con una intención o simplemente con un habito que quiere forjar o bien uno que quiere erradicar de su vida, la idea de no ser disciplinados y de no cumplir con algo a lo que nos hemos comprometido nos puede generar una sensación de culpa, ya que en la mayoría de las ocasiones sabemos en nuestro interior que el motivo por el cual no avanzamos esta en nosotros mismos, pero nos falto darle ese impulso, ese ultimo empujoncito que podíamos dar para que llegáramos a nuestro cometido.

Es fácil caer en este tipo de situaciones, pero si no tenemos cuidado, podemos hacer de esto una rutina y lo peor de todo, llegar a pensar que por ello Dios tiene algo en contra nuestra, o bien que nos juzga por ello; no quiero ni recordar la cantidad de ocasiones que he escuchado cosas como «Dios ni me ha de querer» o «Dios debe de estar molesto conmigo», mas le tengo una buena noticia, Dios no se da cuenta de estas cosas, ya que El no tiene nada que ver con sus malos hábitos ni sus fracasos, ahora bien, no se confunda, tampoco nuestro enemigo tiene que ver en ello (el tiene cosas mas importantes que hacer, créame), muchas veces estamos engañándonos a nosotros mismos, o perdiendo el tiempo en cosas sin valor ni edificación y ni siquiera nuestro enemigo se preocupa por nosotros ya que estamos lo suficientemente distraídos como para causarle problemas.

Dios es un caballero, y aunque habita en todos lados, no llega a ningún lado sin invitación, es decir, si usted no le hace parte de sus planes, El no intervendrá en ellos, pero también tenemos que entender para que invitamos a Dios a nuestros planes, no es a El a quien le toca hacerlo todo, sino es a El a quien le toca ayudarnos a hacerlo de su manera especial y se lo voy a explicar:

La cita de hoy nos habla de que Dios tiene pensamientos de bienestar para nosotros, es decir, quiere que fructifiquemos en lo que hagamos, pero no todo lo que hagamos fructificara, tiene que tener algunos requisitos, el primero es que nuestros planes estén alineados a los de Dios, y no es nada del otro mundo, mas bien es tan sencillo como esto, estoy leyendo un libro interesantisimo que habla sobre el rol del hombre en la sociedad actual y menciona cosas especificas sobre los errores que cometemos en nuestro diario vivir y de como por no tener un plan maestro (o bien olvidar que lo tenemos) podemos fracasar en nuestros planes mas pequeños:

Menciona un ejemplo de un hombre de negocios que pasa mas de las 8 horas de una jornada normal en su trabajo y esta a punto de cerrar trato, pero a su vez este trato le requerirá de viajar mas y pasar mucho mas tiempo en la oficina que antes, obvio, este trato percutirá en un mayor ingreso y mejores bienes para su familia, el hombre ora incansablemente a Dios, pide le bendiga en su cometido, pero olvida que su plan maestro era dar bienestar a su familia, pero una familia sin padre, no es familia y muy probablemente el no cerrar un trato de estos seria la voluntad de Dios (no soy yo quien puede decidir eso, es solo mi opinión), pero tenemos siempre que recordar que Dios si nos escucha, y que si pedimos algo y El accede a ello, El sera fiel para que se cumpla, por ello, si hacemos un compromiso y le pedimos su ayuda para forjar una familia, y posteriormente le pedimos mayor éxito en el trabajo el cual nos desvíe del plan original de la familia, no podemos sospechar que «Dios por algo hace las cosas», sino que en realidad fue El quien nos estorbo o bien no siquiera metió su mano a fin de que nos mantengamos en la verdadera bendición, por ello me gusta como termina la cita de hoy «a fin de darles un futuro y una esperanza», es decir, Dios tiene puestos los ojos en nuestra meta (donde nosotros deberíamos de tener puestos los nuestros), y lo que hace en nuestra vida va enfocado a ello.

Los planes que no fructifican y el habito de no terminar lo que comenzamos, es porque normalmente hacemos cosas por emoción pero sin fundamento y sin estar apegado al plan original, por ello nos cuesta trabajo, mas aun si Dios no esta en medio de ello.

Tras escribir y leer este devocional, a mi me queda claro, que tengo que ir a mi intimidad con Dios y recordar las cosas que le he pedido, a identificar las bendiciones que he recibido de acuerdo al plan maestro y entender porque ciertas cosas no han prosperado, ya que seguramente van en contra del objetivo final, espero usted lo haga también.

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