Creo que no existe persona que no quiera amar o ser amada, mas solemos confundir el sentimiento del enamoramiento con el hecho de amar y de ser amado, hay quienes sienten enamoramiento pensando que aman y suelen decir desde el fondo de su sentimiento (¡ojo! no de su corazón) un «Te Amo!», sin dimensionar lo que esto significa o puede hacer una diferencia en la relación con alguien y aun mas con Dios.

Cuando sentimos enamoramiento, solemos hacer cosas inusuales, cambiamos incluso nuestros hábitos con tal de alimentar ese sentimiento y con la esperanza de continúe ahí el mayor tiempo posible y pretendemos que muchos se den cuenta, ya que es algo que por lo general no podemos controlar, es bueno, es saludable y está ahí, ¿porque no explotarlo al máximo?.

Este fin de semana hice un experimento con un grupo de jóvenes, les presente un vídeo sobre otro joven quien a su temprana edad fue llevado por Dios a un lugar en medio oriente a distribuir biblias y contaba las cosas asombrosas que le pasaban (12345), tras ver el vídeo, había una profunda emoción en el grupo y todos tenían experimentaban dentro de sí una sensación nueva y un ímpetu por hacer algo por, para y con Dios, sus caras lo mostraban, entonces hice una pregunta lógica y dije:  » quien de ustedes ama a Dios?», como era de esperarse todos levantaron la mano con gran euforia!, entonces hice la pregunta que nadie esperaba y dije: «quien de ustedes pasa 2 horas efectivas en presencia de quien dicen que aman?» y no hubo una sola mano levantada, obvio, para muchos 2 horas pueden parecer extremas, así que fui reduciendo el tiempo hasta llegar a 15 minutos, y solo un par levantaron su mano a ese nivel.

Cuando estamos enamorados, queremos pasar tanto tiempo como nos sea posible con esa  persona quien es objeto de nuestro enamoramiento, ¿pero que pasa cuando amamos?.

Existen frases muy trilladas como «te amo con todo el corazón», pero si lo entendemos cómo debe de ser recordaremos que el corazón es un musculo, y al igual que el resto de los músculos de nuestro cuerpo, no se desarrollara a menos que decidamos echarlo a andar, ayer estuve cenando con unos amigos y uno de ellos nos platicaba su rutina de ejercicio, corre 10 km diarios, luego hace 5 millas en la bicicleta y como si pareciera broma (para aquellos que no hacemos el ejercicio que deberíamos), después de eso va al gimnasio!, yo solo de escucharlo ya me había cansado y pensé, con lo que él hace, yo lleno un mes (de los constantes) de mi rutina de ejercicio!, obvio su físico refleja lo que su esfuerzo hace.

Por tanto y regresando al devocional de hoy, el corazón es un musculo y el amar es una decisión que debemos de tomar para ejercitar ese musculo, es como la diferencia entre Xavier mi amigo y yo para levantarnos a hacer ejercicio, ambos nos levantamos a la misma hora solo que decidimos hacer cosas diferentes (tomamos decisiones diferentes), por ello me anima mucho la cita de hoy, habla de que el amor abunde en conocimiento y en buen juicio, es decir, tenemos que abundar en el amor racional, en aquel  que decidimos hacer o ejercitar, para que lo que entendamos de lo que amamos sea mejor, y no para que nos vaya bien el día de hoy o sea pasajero, sino tenemos que aprender a amar para el día que Cristo venga, sin importarnos cuando sea esto.

Esta madrugada recibí un correo de cadena que traía una calculadora sobre la edad de nuestro cuerpo, cuando vi las preguntas que contenía, me apenaba conmigo mismo de responder ya que reconocía todo lo que debería de hacer que no hago en mi rutina física, me aterraba le resultado (¡hehe! ¡No se lo voy a revelar!), y me di cuenta que mi cuerpo no está preparado como debe para mi vejez (a diferencia de Xavier quien come sano y hace ejercicio), a lo que tuve que preguntarme, que tal esta mi corazón, no para mi vejez, sino para cuando Cristo venga, ¿se lo ha preguntado usted?

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