Anoche aprendí algo que aun me tiene perplejo, es importante que Dios este donde uno va, pero es mas importante que uno vaya a donde Dios este, permitame platicarle porque:

Cuando tuve la oportunidad de mudarme al lugar donde vivo actualmente, todo fue parte un literal milagro, desde encontrar un lugar disponible en la población donde radico, ya que no hay muchos lugares en renta de largo plazo sino mas bien condominios vacacionales que se rentan por semana, hasta el precio que fue negociado de tal manera que por vivir a unos metros de la playa pago lo mismo que pagaba en la ciudad e incluso mis caseros que han sido una gran bendición y ahora excelentes amigos.

El mismo día de la mudanza, no perdí tiempo y empecé a hacer como la palabra indica a establecer el Reino de Dios en donde habitaría o para ponerlo en palabras mas coloquiales a orar por mi casa, creo haber recorrido cada rincón de ella, pero hubo un lugar en especial que capto mi atención y antes de acomodar un plato en su lugar, puse una silla en este rincón y supe que era el lugar en donde me encontraría en privado con Dios, es un lugar lo suficientemente apartado para que no me interrumpan cuando estoy orando, mas esta afuera y puedo escuchar las olas del mar y a las muchas aves que cantan, que lugar!, curioso, como dice la palabra y sin intención (tengo que ser honesto en eso),  le di a Dios el primer y el mejor lugar en mi casa así como El lo pide.

Este lugar es mi lugar de oración, mi lugar secreto, en donde paso mis momentos especiales con Dios, no vengo todos los días (lo cual no quiere decir que no ore todos los días, este es mi lugar especial donde pasan las cosas especiales), y anoche Dios me enseño porque.

Anoche, tras un día lleno de actividades (se lo prometo no pare), llegue a casa y no paso un minuto y se desato una tormenta tremenda, en cuestión de segundos los muebles del jardín comenzaron a volar y parecía que viniera un huracán (si, exagere, pero es mi primera vez en la playa que me pasa esto, usted estaría igual que yo), de inmediato me puse a revisar que todo estuviera bien guardado y cerrado e incluso me asegure de alejar los aparatos electrónicos de las ventanas en caso de que algo se impactara de afuera contra ellas, mas cuando llegue a mi lugar con Dios me di cuenta que la silla que puse en ese lugar no se había volado como el resto, estaba ahí intacta (y es solo una silla de jardín), mi asombro era total, así que salí y me di cuenta que que justo ese rincón no es afectado por el viento ni la lluvia así que me senté en mi silla y como si fuera una película, observe la dimensión de la tormenta, vi como los pesados y voluminosos macetones se movían y caían (deben de pesar unos 30 kg) y donde yo estaba se sentía una paz que aun no puedo describir, vi como las palmeras de mi jardín eran golpeadas con toda fuerza vi los cocos volar, el agua de la piscina estaba desbordada y yo viéndolo en vivo sin siquiera mojarme, no cabe duda que en ese lugar habita Dios y me quiere ahí con El.

Pase un largo rato orando y admirando la fuerza de la naturaleza, y me vino de inmediato a la mente la cita de hoy, y no pude evitar el aplicarla a la vida cotidiana, hay muchas personas que pasan por problemas, tanto económicos, personales, sentimentales o de cualquier índole y se consuelan diciendo «yo se que Dios esta conmigo», y no me atrevo a decir que no lo este, claro que lo esta, la pregunta es si esas personas están donde Dios esta o donde Dios quiere que estén.

A Elias le paso algo similar, el estuvo donde hubo gran viento, terremotos y fuego, pero noto que Dios no estaba ahí, no que Dios no estuviera con el, pero Dios no estaba en los problemas de el, pero cuando llego el viento apacible, se dio cuenta que Dios estaba ahí y lo primero que le pregunto, es: «¿que haces ahí Elias?».

Así mismo nos pasa a nosotros, nos metemos en problemas y todo tipo de adversidades y pensamos que «Dios por algo hizo las cosas y permitió que pasáramos por esto», pero Dios no tiene autoría en la situación que pasamos, si observáramos mas a detalle, nos daríamos cuenta que podríamos estar al margen de la situación, como lo estuve yo anoche, que por la diferencia de unos metros estaba en un lugar seguro, viendo pasar la tormenta.

Como le comente cuando inicie este devocional, es mas importante estar en donde Dios este, a que Dios este en donde estamos, le aseguro que si analiza la situación difícil por la que pasa o por la que haya pasado, se dará cuenta que usted llego ahí por propia voluntad, pero que siempre hubo una mejor manera de hacer las cosas y estar en donde y como Dios lo había planeado mejor, y si afinamos nuestro oído le aseguro que podría como Elias escuchar su voz, preguntándole: » ¿que haces ahí?»

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